En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

jueves, 31 de julio de 2014

Schopenhauer sobre Inteligencia, Raza y Judaísmo

Por Brenton Sanderson..



Las observaciones de Schopenhauer acerca de los judíos influyeron en una serie de figuras notables, incluyendo al más famoso, Adolf Hitler, quien según un inventario de los libros que él pidió prestados entre 1919 y 1921 existente en el Instituto Nacionalsocialista de Munich leyó un volumen tituladoSchopenhauer y los Judíos, junto con obras tales como Los Fundamentos del Siglo XIX de Houston Stewart Chamberlain y la traducción alemana de El Judío Internacional: El Principal Problema del Mundo de Henry Ford [Timothy Ryback,Hitler’s Private Library: The Books that Shaped His Life, New York, Vintage, 2010, p. 50.]. Schopenhauer es mencionado por su nombre dos veces en Mein Kampf. Una de estas referencias se refiere a la observación de Schopenhauer en su obra Parerga und Paralipomena de que «los judíos fueron en todas las épocas y por todas las naciones aborrecidos y despreciados. Esto puede ser debido en parte al hecho de que ellos eran el único pueblo sobre la Tierra que no adscribía al Hombre ninguna existencia más allá de esta vida, y fueron (los judíos), por lo tanto, considerados como ganado, como las heces de la Humanidad, pero como los maestros del decir mentiras» [Schopenhauer,Parega und Paralipomena, volumen 2, op cit., p. 357].
Schopenhauer es universalmente reconocido como un gigante intelectual, y por buenas razones. Su pensamiento estaba a menudo décadas, y a veces siglos, adelantado a sus contemporáneos. Sin embargo, la filosofía de Nietzsche (a pesar de sus contradicciones) ha disfrutado de una aceptación mucho más amplia entre aquellos de la Derecha racialista. Esto en gran parte debido al marcado anti-igualitarismo de Nietzsche, y al hecho de que el pesimismo de Schopenhauer y su defensa de la renuncia a la vida son profundamente disfuncionales desde un punto de vista de un grupo evolutivo. Como MacDonald ha señalado, todos somos libres para decidir no jugar al juego evolutivo. Nosotros los occidentales somos particularmente propensos a idealismos morales que comprometen nuestros legítimos intereses étnicos/raciales. Sin embargo, si nosotros (o nuestros parientes raciales o étnicos) decidimos no jugar al juego evolutivo, automáticamente perdemos. Estamos destinados a la extinción final.

Schopenhauer acerca del Judaísmo


Schopenhauer conceptuó al judaísmo en términos parecidos a la teoría de Kevin MacDonald acerca del judaísmo, como un grupo de estrategia evolutiva que surgió históricamente para promover el bienestar económico y el éxito reproductivo de los judíos como un grupo genéticamente distinto. Para Schopenhauer, las doctrinas religiosas y la parafernalia del judaísmo son simplemente el aglutinante cultural que mantiene a los judíos unidos como una nación fundada en lazos de sangre. Respecto a los judíos, Schopenhauer hace notar que:


«muchas grandes e ilustres naciones con las cuales esta tinterillesca pequeña nación probablemente no puede ser comparada, como los asirios, los medos, los persas, los fenicios, los egipcios, los etruscos y otros, han pasado al descanso eterno y han desaparecido completamente. Y aún así hoy, esta gens extorris [raza de refugiados], este John Lackland [Juan sin Tierra] entre las naciones, se encuentra por todo el mundo, en ninguna parte en casa y en ninguna parte forasteros. Además afirma su nacionalidad con una obstinación sin precedentes y, consciente de que Abraham, que moró en Canaán como un extranjero pero que gradualmente se convirtió en el dueño de la tierra entera, como su dios le había prometido (Génesis 17:8), le gustaría poner el pie en algún lugar y echar raíces a fin de llegar una vez más a ser un país, sin el cual, por supuesto, un pueblo es como una pelota que flota en el aire. Hasta entonces, vive parasitariamente en el suelo de otras naciones; sin embargo está inspirado con el patriotismo más vivo por su propia nación. Esto es visto en la misma firme manera en que los judíos se mantienen unidos según el principio de uno para todos y todos para uno, de modo que este patriotismo sine patria inspira un mayor entusiasmo que cualquier otra cosa. El resto de los judíos son la patria del judío; y de esa manera él lucha por ellos como lo haría pro ara y focis [por el hogar y la casa], y ninguna comunidad en la Tierra se mantiene junta tan firmemente como ésta lo hace».


Como un grupo formidablemente cohesivo, cuya lealtad a sus parientes étnicos supera inmensamente a su lealtad hacia las naciones no-judías dentro de las cuales ellos moran, a los judíos no debería absolutamente nunca, afirmaba Schopenhauer, serles permitido desempeñar ningún papel en absoluto en el gobierno de esas naciones. De serles permitido aquello, ellos incuestionablemente explotarían ese poder para sus propios fines, inevitablemente a costa de la mayoría de la población no-judía:


«De esto se sigue que es absurdo querer concederles una parte en el gobierno o la administración de algún país. Originalmente amalgamada y una con su Estado, su religión de ningún modo es el asunto principal aquí, sino más bien simplemente el vínculo que los mantiene unidos, el punto de reunión y la bandera por la cual ellos se reconocen unos a otros. Esto también puede apreciarse en el hecho de que hasta el judío converso que ha sido bautizado de ninguna manera atrae sobre sí mismo el odio y el aborrecimiento de todo el resto (de los judíos), como ocurriría con todos los otros apóstatas. Al contrario, él sigue siendo por regla general amigo y compañero de ellos y considerándolos como sus verdaderos compatriotas, naturalmente con unas pocas excepciones ortodoxas... En consecuencia, es un punto de vista extremadamente superficial y falso considerar a los judíos simplemente como una secta religiosa. Pero si, a fin de permitir este error, el judaísmo es descrito, con una expresión tomada prestada de la Iglesia cristiana, como "Confesión Judía", entonces ésta es una expresión fundamentalmente falsa que está deliberadamente calculada para engañar, y no debería ser permitida en absoluto. Por el contrario, "Nación Judía" es la expresión correcta. Los judíos no tienen absolutamente ninguna confesión; el monoteísmo es parte de su nacionalidad y constitución política, y en ellos es una cuestión de rutina».


Por esta razón, mientras se reconoce el genio del pensamiento de Schopenhauer, debemos al final evitar sus conclusiones pesimistas y ponernos del lado de la doctrina afirmadora de la vida que planteaba Nietzsche. La raza Blanca no se convirtió en la fuerza dominante en el planeta mediante el renunciamiento a la vida y evitando los conflictos a la manera de los monjes budistas. Nuestros antepasados europeos, que construyeron la civilización occidental y la propagaron alrededor del globo, vivieron la vida al máximo, afirmaron la vida, y no evitaron los conflictos. Ellos se comportaron como se comportan todas las criaturas vivas sanas espontáneamente en la Naturaleza. La afirmación de nuestros intereses raciales nos pondrá inevitablemente en conflicto con otros que hacen lo mismo (sobre todo con los intereses judíos), pero esto es inevitable y natural y es simplemente el precio que debemos pagar para asegurar nuestra existencia. Tenemos que abrazar la lucha por la supervivencia de nuestra raza, y esforzarnos por reclutar a otros en esta lucha, porque, al final, no hay ninguna alternativa aceptable.