En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

lunes, 29 de febrero de 2016

La Rebelión de las Masas por José Ortega y Gasset



Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública de la hora presente, este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad.

Los componentes de esas muchedumbres no han surgido de la nada. Aproximadamente, el mismo número de personas existía hace quince años. Después de la guerra parecería natural que ese número fuese menor. Aquí topamos, sin embargo, con la primera nota importante. Los individuos que integran estas muchedumbres preexistían, pero no como muchedumbre. Repartidos por el mundo en pequeños grupos, o solitarios, llevaban una vida, por lo visto, divergente, disociada, distante. Cada cual —individuo o pequeño grupo— ocupaba un sitio, tal vez el suyo, en el campo, en la aldea, en la villa, en el barrio de la gran ciudad.

La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas.

En los grupos que se caracterizan por no ser muchedumbre y masa, la coincidencia efectiva de sus miembros consiste en algún deseo, idea o ideal, que por sí solo excluye el gran número. Para formar una minoría, sea la que fuere, es preciso que antes cada cual se separe de la muchedumbre por razones especiales, relativamente individuales. Su coincidencia con los otros que forman la minoría es, pues, secundaria, posterior, a haberse cada cual singularizado, y es, por lo tanto, en buena parte, una coincidencia en no coincidir. Hay cosas en que este carácter singularizador del grupo aparece a la intemperie: los grupos ingleses que se llaman a sí mismos «no conformistas», es decir, la agrupación de los que concuerdan sólo en su disconformidad respecto a la muchedumbre ìlimitada. Este ingrediente de juntarse los menos, precisamente para separarse de los más, va siempre involucrado en la formación de toda minoría.

domingo, 28 de febrero de 2016

El NS es una visión heroica

El NS es una visión heroica y guerrera del mundo, es aristócrata y proclama la superación misma del hombre, valora todo lo grande y bello en este mundo, se impregna con el principio de la raza, la nación, también practica valores supremos como el honor, la lealtad, la valentía y la voluntad. Que quede claro que el NS es solo para los mejores, para los superiores, para esos que han nacido NS y portan en sus venas la dorada sangre de los héroes. No para mequetrefes borrachos y afeminados con aros.

lunes, 22 de febrero de 2016

Alexander Dugin no es uno de los nuestros.




Según algunos textos, la mayoría de los nacionalistas blancos son conscientes de que Alexander Dugin no es uno de los nuestros.
Tampoco no está claro cómo él puede acusar al que sostenga teorías sobre las diferencias raciales, como racismo de hipócritas, ya que no todos los supremacistas raciales son incoherentes, mienten o son hipócritas sobre su ideologia, al contrario, reconocen su ideologia racial sin complejos, como tampoco no está para nada claro cómo Dugin puede condenar al NS desde un punto de vista moral mientras que al mismo tiempo rehabilita a figuras como Stalin y Pol Pot como nacional-comunistas.


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Dugin ha declarado que ve a la raza como una construcción social. Podemos asumir con seguridad que no está siendo simplemente poco sincero, ya que esta afirmación es coherente con su posmoderna y relativista orientación teórica, así como con las declaraciones que ha hecho anteriormente en el sentido de que la idea de solidaridad racial blanca es tanto irrealista como potencialmente peligrosa.



Cuando se trata del mito de la “solidaridad de la raza blanca”, es una completa utopía que conduce no sólo al holocausto de los judíos, sino también al genocidio de los eslavos. Los restos del Tercer Reich son una base para esta miserable, contradictoria y completamente falsa concepción. El mundo anglo-sajón es una realidad sociopolítica y cultural. Los habitantes de Europa Central son algo diferente. El mundo oriental del Cristianismo ortodoxo y los eslavos es una tercera realidad. 

En otras palabras, Dugin sostiene el punto de vista de que cualquier forma de identidad racial positiva entre blancos conducirá inevitable y fatalmente hacia un nuevo "holocausto".

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Probablemente, Dugin sigue a Alain de Benoist al ver el concepto de raza  y al fenómeno del racismo  como un producto de la Ilustración, un fenómeno moderno y para Dugin, “moderno” siempre significa “malo”. 



Alain de Benoist está en lo cierto en que el concepto de raza fue primero formulado en el contexto de la Ilustración, como una de las bases de la nueva ciencia de la antropología.

Esto en sí mismo no constituye suficiente fundamento para rechazar el concepto de raza. Incluso antes de que el concepto de raza fuera formado, la raza era un hecho biológico, al igual que el ADN existió antes del surgimiento de la ciencia de la genética.

Puede ser que Dugin suscriba la idea de que para que el concepto biológico de raza sea significativo, esto es, para que sea posible categorizar a los individuos como pertenecientes a cierta raza, deba existir un individuo racialmente puro que pudiera encarnar una norma o estándar de comparación. Ya que a nivel genético, sin duda no existen tales individuos, el concepto de raza está supuestamente privado de su fundamento científico y revela tener sólo significado social.


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Ya que Dugin ve a la raza como una construcción puramente conceptual, él puede libremente manipular y extender el significado del término “racismo” para incluir varias formas de discriminación que no están normalmente incluidas bajo este término: racismo cultural, racismo civilizacional, racismo tecnológico, racismo social, racismo económico. 

El concepto de “racismo” se encoje y expande convirtiéndose simplemente en sinónimo de discriminación sobre la base de normas que son subjetivas o relativas hasta el punto de que casi cualquiera puede afirmar ser víctima de él. 

Definiendo al racismo como cualquier intento de elevar una apreciación subjetiva al estatus de teoría, él deberia afirmar que no sólo el Nacionalsocialismo y Fascismo, sino que también el Comunismo y Liberalismo son racistas, ya que postulan a un cierto sujeto político como normativo, el proletariado o el ilustrado individuo burgués. 


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Hay sin duda elementos racistas en los escritos de Marx. Él veía favorablemente al colonialismo, como un medio para modernizar e industrializar a las naciones no-europeas, lo cual era una condición previa para la transición final hacia el Comunismo. Él estaba convencido también de que algunas razas estaban condenadas a perecer, ya que eran inherentemente incapaces de sobrevivir a la progresión hacia el Comunismo.

Dugin también vuelve al anti-racismo contra la modernidad y el progresismo. según él es racista, por ejemplo, juzgar negativamente a inmigrantes subsaharianos o árabes por su incapacidad para adaptarse a las modernas sociedades occidentales, tecnológicamente avanzadas. De hecho, los puntos de vistas tradicionales de árabes y africanos respecto a la mujer, la homosexualidad, la crianza de los niños, la ciencia evolutiva, sería un signo de su superioridad. 




Por otro lado, él ve la idea de progreso en sí misma como inherentemente racista, ya que implica que la sociedad moderna, que significa sociedad occidental, es universalmente normativa y superior a las sociedades tradicionales no-occidentales. Estos últimos, él dice, no deberían ser considerados como atrapados en formas sociales arcaicas sólo porque carecen de creatividad o capacidad intelectual para construir civilizaciones. Por el contrario, es porque ellos son más puros, menos decadentes y han conservado la tradición más completa que la raza blanca. Ellos son tecnológicamente y materialmente menos avanzados, pero espiritualmente superior a la meramente materialista civilización de Occidente.





El retorno de lo reprimido.

Por más que la mayoría de los occidentales más “progresistas” intenten deshacerse del racismo y la exclusión racista, en un mecanismo que los psicoanalistas llaman el retorno de lo reprimido, sigue entrando sigilosamente por la puerta trasera, tomando nuevas formas inconscientes, de modo que, como Dugin observa incluso la corrección política en sí misma es transformada en disciplina de exclusiones políticas puramente racistas. 


No sólo los racistas blancos sino que conservadores religiosos y nacionalistas son sujetos con completa impunidad a formas de exclusión social, agresión, desprecio abiertamente exhibido, intimidación, y violencia física y psicológica que están claramente actuando fuera de precisamente aquellos patrones de conducta que en cualquier otro contexto son denunciados como racistas


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Estos grupos, que estereotípicamente se componen por los perdedores de la sociedad blanca, sus grupos social y económicamente más vulnerables, incluyendo a la clase trabajadora, los desempleados, habitantes de áreas rurales y pensionistas, son rutinariamente escupidos y humillados por los medios del "sistema" como cultural, moral, intelectual y biológicamente deficientes.

Las incesantes denuncias de racismo de Dugin a veces parecen sospechosamente una parodia intencional de la corrección política contemporánea, que ve normas discriminatorias por todos lados, y es posible que mientras acepta la deconstrucción postmoderna del concepto de raza, él intente convertirlo en una deconstrucción del término “racismo” en sí mismo, ampliando el concepto ad absurdum, hasta el punto de vaciarlo de significado y volverlo contra sí mismo. 

En lugar de intentar, como la mayoría de los conservadores, resistir el relativismo posmoderno sosteniendo ciertas normas morales absolutas, la autoridad de la tradición occidental y estándares universales y objetivos de racionalidad, su estrategia es superar los últimos residuos de presupuestos ideológicos modernos empujándolos a sus conclusiones posmodernas extremas. En otras palabras, su estrategia es cooptar el relativismo postmoderno, en lugar de resistirlo.


jueves, 18 de febrero de 2016

La Regeneración Racial mediante la Selección

Siguiendo el desarrollo de las doctrinas racistas, encontramos a otro francés, Georges Vacher de Lapouge, que abandonará el frágil "arianismo" de Gobineau y de las tesis filológicas sobre la primigenia lengua aria, para llevar la cuestión racial al ámbito de la antropología y de la biología, más propias de alguien que como él se consideraba discípulo de Darwin: para la antropo-sociología de Vacher de Lapouge, obsesionado con la medición de los cráneos, las clases sociales más altas, como producto de la selección social, correspondían asimismo a las razas superiores, mientras que las clases más bajas, o bien estaban bastardeadas con la sangre de razas inferiores o eran descendientes de razas no-blancas. 


La selección natural, en el ámbito de la especie humana, actúa siempre, según De Lapouge en sentido inverso, es decir, eliminando los elementos étnicos y sociales superiores y encumbrando a los inferiores: guerras, revoluciones, etc., han operado como resultado una selección natural que ha provocado el ocaso de las élites arias, siempre más dispuestas al riesgo del combate y al honor de una muerte heroica. Pero De Lapouge, al contrario que Gobineau, piensa que es posible reaccionar oponiendo a la "selección natural", tan destructiva para el elemento ario, una "selección racional", dirigida por la intervención científica del hombre para salvaguardar a sus elementos raciales más puros.


Y tal fin podía conseguirse mediante dos métodos: prohibiendo u obstaculizando la descendencia de los inferiores racialmente, enfermos o tarados, por un lado, y promoviendo y motivando la descendencia sin límites de los elementos más puros e íntegros racialmente. De Lapouge inauguraba uno de los fundamentos del racismo eugenésico que el nacionalsocialismo se encargaría de llevar a la práctica: la esterilización y el exterminio de los individuos nocivos o parasitarios de la comunidad social y racial, así como la selección de los elementos nórdicos más puros y el estímulo para la multiplicación reproductiva entre los mismos.



La Corrupción de la Sangre






Se debe considerar el mestizaje como causa de la degeneración de los individuos y de las civilizaciones, escribía Von Leers, se ha expresado a lo largo de la Historia, cuando un pueblo conquista un país extraño y somete a una población extranjera, la validez jurídica del matrimonio aparecía aquí ligada a la consanguinidad o igualdad de linaje. Sin equiparación racial no hay connubium. De este punto de vista parten casi todos los sistemas jurídicos de los pueblos europeos.


Vacher de Lapouge señaló que la pérdida de vitalidad de los individuos es una de las principales consecuencias del mestizaje y que afecta de manera muy particular a los mestizos de razas muy dispares.

El biólogo inglés J. Huxley concluía, por su parte, que el cruce racial podía dar lugar a extremas y peligrosas variaciones para los mestizos que, asimismo, podían acabar como individuos totalmente inadaptados.


El propio Adolf Hitler dirá, mucho tiempo después, que todo cruzamiento de dos seres cualitativamente desiguales da como resultado un término medio entre el valor cualitativo de los padres; es decir, que la cría estará a un nivel superior con respecto a aquel elemento de los padres que es racialmente inferior, pero no será de igual valor cualitativo que el elemento racialmente superior de ellos.

 Y Chamberlain afirmará que la continua promiscuidad entre dos sobresalientes razas de animales conduce sin excepción, al aniquilamiento de los caracteres sobresalientes de ambos; la misma ley puede aplicarse a las razas humanas, como lo prueban la Historia y la etnología.

Los nobles caracteres no surgen de la casualidad o de la promiscuidad sino del mantenimiento de la pureza de la raza y del cultivo de sus mejores cualidades. Así, personalidad y raza están relacionadas del modo más íntimo. 

Pero, según el filósofo nacionalsocialista H. A. Grunsky, la mezcla de sangre destruye la personalidad, creando una serie caótica de conglomerados humanos descastados, porque el propio ser del individuo híbrido o mestizo descansa sobre la descomposición del mundo unitario de la sangre.

La mezcla racial también afecta a la cohesión y unidad de la comunidad nacional. Según Gobineau, el mestizaje es el peor golpe para hacer vacilar la vitalidad de una nación, ya que destruye su homogeneidad y hace que sea imposible la armonización de los intereses comunes, única razón de ser de la sociedad. La mezcla de razas hace desaparecer el espíritu comunitario, que nace de la conciencia de pertenencia a un mismo linaje, de tener un mismo origen y de concebir la vida de igual manera. 

La infiltración de sangre extraña en el organismo de un pueblo conduce a la disociación del carácter nacional, lo cual se manifiesta en el lamentable súper-individualismo de muchos».Porque, según J. Graf, la ruina racial es la causa de la decadencia moral entre todos los pueblos de la época moderna; allí donde la raza es dañada por sangre extraña, se desgarra también el vínculo anímico que liga a los antepasados con los descendientes y éstos a su vez entre sí, dentro de su comunidad.


Hay tres grandes troncos raciales. La raza negra, considerada como la más ínfima, es a la que corresponde, no obstante, un flujo de energías poderosas manifestado en el deseo y la voluntad, pero nunca residenciado en el dominio intelectual, como una proyección de las fuerzas más elementales y subconscientes de la naturaleza humana. Por su parte, a la raza amarilla nos la presenta como la antítesis de la negra, poco vigorosa, apática, con tendencia a la mediocridad y respeto a toda regla que le pueda garantizar un orden de vida. Y, por último, la raza blanca y, esencialmente, la del tipo dolicocéfalo, rubio y de alta estatura, cuya superioridad se encontraría en el completo dominio de la inteligencia, en un instinto extraordinario para la lucha y la conquista, un gusto pronunciado por la libertad, la personalidad y el honor. 

La raza blanca poseía originariamente el monopolio de la belleza, la inteligencia y la fuerza, mientras que de su unión con otras variedades surgieron mestizos bellos sin ser fuertes, fuertes sin ser inteligentes y también ni inteligentes ni fuertes. A este grupo de mestizos pertenecerían, por ejemplo, los pueblos semitas, cruce de la raza blanca con tipos negroides y orientaloides.



El Aristocratismo Racial

La Mezcla Racial y la Decadencia de las Civilizaciones.

Éste es el núcleo del pensamiento de Gobineau: la mezcla racial, el mestizaje, producen inexorablemente la degeneración de la raza europea, única creadora de la cultura, y en consecuencia, provoca también la decadencia de las civilizaciones. Son los núcleos racialmente selectos, y no las multitudes bastardeadas por las mezclas, los que deciden la suerte de las naciones, es decir, que la prosperidad humana tiene como base la superposición, en un mismo país, de una raza de triunfadores y de una raza de vencidos. 

De esta forma, a la democracia igualitarista y progresista, Gobineau opuso un oscuro determinismo racial en forma de inevitable decadencia, así como un aristocratismo construído, no sobre el individuo, sino sobre la jerarquía de las razas.

Llegados a este punto, no cabe duda que uno de los pensadores y sobre todo, de los pioneros que más influyeron en la formación del racismo nacionalsocialista fue Joseph Arthur, conde de Gobineau, diplomático francés en varios países asiáticos, destacado orientalista y, en menor medida, controvertido ensayista.

La recepción de las ideas gobinianas en la Alemania pre-nacionalsocialista se debe, principalmente, a Ludwig Schemann, el cual se ocupó de la traducción y difusión de las obras de Gobineau y de Wagner, inaugurando, de esta forma, la "raciología" que, posteriormente, popularizaría Hans Günther. 

El propio Richard Wagner, amigo de Gobineau, resumió la idea principal de la ciertamente literaria, pero acientífica y asistemática, teoría gobiniana, en su obra "Heldentum und Christentum", en los siguientes términos: 

La más noble raza humana, la raza europea, degenera únicamente, pero infaliblemente, porque, al ser menos numerosa que los representantes de las otras razas, se ve obligada a mezclarse con ellas, y lo que ella pierde al adulterarse no es compensado por lo que ganan los demás al ennoblecerse.



De esta forma, a la democracia igualitarista y progresista, Gobineau opuso un oscuro determinismo racial en forma de inevitable decadencia, así como un aristocratismo construído, no sobre el individuo, sino sobre la jerarquía de las razas.


La raza aparece, de esta forma, en el auténtico factor de transformación de las sociedades, pero no se trata de un concepto estático y anquilosado, cerrado a las influencias externas. Las civilizaciones declinan al ritmo de la degeneración de sus cualidades biológicas por la mezcla de la sangre, pero, por otra parte, la civilización sólo puede desarrollarse cuando una raza superior conquista a otra inferior. Ésta será la eterna y fundamental contradicción en el pensamiento de Gobineau, de la que, no obstante, era perfectamente consciente: la mezcla de las razas es, al mismo tiempo, la mejor y la peor de las circunstancias a las que está sometida la especie humana, que se encuentra sometida a una "doble ley de atracción y repulsión". La ley de repulsión es la resistencia y la repugnancia natural de los pueblos primitivos a dejarse civilizar, mientras que la ley de atracción es la tendencia natural de los pueblos fuertes y avanzados para conquistar y mezclar su sangre con otros pueblos para fundar "una raza nueva" dotada de cualidades que son el resultado desconocido de las dos familias generadoras. Desgraciadamente, al final, entre innumerables cruces y mezclas, el proceso acabará en la degeneración.


Gobineau concibe su teoría de la raza, pues, a partir del problema de la decadencia de las grandes civilizaciones humanas, que a él le parece el más manifiesto y, al mismo tiempo, el más oscuro de los fenómenos de la Historia. ¿Por qué se pregunta decayeron civilizaciones tan maravillosas como Egipto, India, Persia, Grecia y la misma Roma? La diversidad de las causas alegadas frecuentemente por los historiadores para justificar la muerte de las civilizaciones no lo convencen: este fenómeno no es debido ni a la falta de sentimiento religioso, ni a las malas costumbres, ni a la imperfección de los gobiernos, ni a la geografía, ni siquiera por el efecto de una dominación extranjera. 

Antes al contrario, todas las culturas y civilizaciones cayeron en decadencia, desapareciendo posteriormente, a causa del mestizaje racial. Los pueblos —escribió— no degeneran sino por efecto y en proporción de las mezclas que experimentan y en la medida de la calidad de estas mezclas. 

El secreto del ocaso de la civilización es, pues, la degeneración étnica. Y un pueblo se degenera «cuando no tiene más el valor intrínseco que poseía anteriormente, puesto que el mismo no tiene más la misma sangre en las venas y las mezclas sucesivas han modificado gradualmente su valor», en otras palabras, cuando no se ha conservado la misma raza de sus fundadores.

sábado, 13 de febrero de 2016

Conseguir el conocimiento

Conocer su origen y su futuro ha sido siempre una aspiración fundamental del Hombre, a esta necesidad primordial responde la Gnosis, el término griego gnosis significa conocimiento, conseguir el conocimiento integral del mundo, de su destino material y espiritual.

En este terreno, el error sería creer que la gnosis es una simple corriente metafísica.

Se pone de manifiesto que, por el contrario, la gnosis constituía un movimiento de pensamiento original que sucedía a una aspiración más antigua de los pueblos, cuyas raíces se hundían en la filosofía griega y la ciencia sagrada de Egipto. 

Antes que nada, estamos en presencia de una actitud frente a la vida y las cosas, que se separan, debido a su interpretación del mundo, y de las corrientes religiosas.

A través de la diversidad a lo largo de la Historia de todos los gnosticismos, se puede extraer una actitud gnóstica muy característica de un tipo original de comprensión metafísica. A este respecto, el gnosticismo de los heresiólogos constituye incluso un tipo de espiritualidad de carácter intemporal, cuya ideología tiende a reaparecer continuamente en Europa en las épocas de gran crisis, y la nuestra no escapa ciertamente a esta calificación, cuando las religiones tradicionales se revelan impotentes para responder a las antiguas metafísicas de los pueblos. 

El nacionalsocialismo se sitúa claramente en esta ola que, desde los primeros tiempos de la Era cristiana, trastorna totalmente al Occidente. Para los adeptos del esoterismo, la gnosis aparece como la fuente de todas las religiones y su último fundamento, siendo su fin el de aportar la liberación del hombre mediante el conocimiento absoluto.

Esta etapa se resume en una palabra: la conquista del mundo divino por la sabiduría primordial.


Las grandes civilizaciones que han seguido después, Persia, Caldea, Grecia y Roma, Egipto ocupa un lugar aparte, y finalmente, el mundo que anima y guía a todas los grandes religiones y grandes civilizaciones, es la de la conquista de la Tierra por la aplicación de la revelación divina a la vida.

En esta teoría, la intuición primordial se ha debilitado cada vez más, en provecho de la filosofía especulativa, particularmente en la raza aria, a medida que se desarrollaban sus propias facultades: la observación rigurosa, el análisis y la razón, de lo cual resulta el sentimiento de la independencia individual y la libertad. No obstante, las posibilidades ocultas del alma no se pierden en la Humanidad, pero corresponde a una minoría educarlas y desarrollarlas en secreto, al abrigo de corrupciones exteriores.



lunes, 8 de febrero de 2016

Tres escritores malditos de De la Otra Europa.



Knut Hamsund

No soy quién para hablar sobre Adolfo Hitler en voz alta y, además, su vida y su obra no invitan a un palabrerío sentimental. Fue un luchador por la humanidad y un heraldo del mensaje de justicia para todas las naciones. Fue una figura reformadora del más alto rango y su destino histórico consistió en que tuvo que actuar en una época de incomparable ruindad la cual, al final, terminó derribándolo.

Ezra Pound

Esta guerra no ha nacido de un capricho de Hitler o de Mussolini. Esta guerra forma parte de la guerra milenaria entre usureros y trabajadores, entre la usurocracia y todos los que hacen una jornada de trabajo honrado con el brazo o con el intelecto.

Louis-Ferdinand Celine

Rencorosos, dóciles, violados, robados, con las tripas fuera y siempre jodidos. Hemos nacidos fieles y así morimos.

Francia es una colonia del poder internacional judío.

Quien más ha hecho en favor de los obreros no ha sido Stalin, sino Hitler.

Personalmente encuentro a Hitler o a Mussolini, admirablemente magnánimos, infinitamente más a mi gusto, destacados pacifistas, en una palabra, dignos de 250 premios Nobel.