En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

domingo, 31 de enero de 2016

Un escrito polémico..Nietzsche



¡Lo superior no debe degradarse a ser el instrumento de lo inferior! 

El derecho de los sanos a existir, la prioridad de la campana dotada de plena resonancia sobre la campana rota, de sonido cascado, es, en efecto, un derecho y una prioridad mil veces mayor: sólo ellos son las arras del futuro, sólo ellos están comprometidos para el porvenir del hombre. 

Lo que ellos pueden hacer, lo que ellos deben hacer jamás debieran poder ni deber hacerlo los enfermos: mas para que los sanos puedan hacer lo que sólo ellos deben hacer, ¿cómo les estaría permitido actuar de médicos, de consoladores, de «salvadores» de los enfermos?... 

Y por ello, ¡aire puro!, ¡aire puro! Y, en todo caso, ¡lejos de la proximidad de todos los manicomios y hospitales de la cultura! Y, por ello, ¡buena compañía, la compañía de nosotros!, ¡o soledad, si es necesario! Pero, en todo caso, ¡lejos de las perniciosas miasmas de la putrefacción interior y de la oculta carcoma de los enfermos!... 

Para defendernos así a nosotros mismos, amigos míos, al menos por algún tiempo todavía, de los dos peores contagios que pueden estarnos reservados cabalmente a nosotros, - ¡de la gran náusea respecto al hombre!, ¡de la gran compasión por el hombre!...


sábado, 30 de enero de 2016

Pensar libremente es una actitud

Pensar libremente es una actitud que el propio sujeto adopta por sí mismo, una actitud desafiante que no es gracias al derecho, sino propiciado imperativamente por su propia capacidad.

Por ello, pensar sin miedo con toda la libertad que sólo uno es capaz de darse. 

Y esa libertad no te la quitan unas cadenas, ni unas rejas, ni la censura dictatorial, de carácter democrático. Esa libertad sólo te la puede quitar el miedo, el miedo a tus enemigos, el miedo a perderlo todo. Ser libre o no es una decisión que sólo tú puedes tomar, y una vez tomada verás que no hay libertad, pues habrás adoptado el mayor de los compromisos contigo mismo.

La transformación social radical es convertir una masa aborregada en personas que individualmente tengan un criterio propio. Es decir, hacer del librepensamiento una costumbre.

Librepensadores no son sólo los nacional revolucionarios... Ser librepensador no es una etiqueta que pertenezca a un grupo concreto, ¡no es una etiqueta!, sino una actitud. Y subrayemos lo de actitud, por lo que a nadie le es lícito ir de librepensador, o lo es o no lo es.


Es entonces el compromiso, y no la libertad, lo que hace del mundo un algo posible, vivible y a la vez, paradójicamente, libre. Pero libre parcialmente, pues un trozo de libertad no es toda la libertad, y nadie puede conseguir toda la libertad. Pero un compromiso si puede ser pleno, pues para ello se requiere de un acto libre: renunciar a la libertad. Ser libre es participar de su inexistencia. La libertad es un algo ilusorio entonces, la más bella de las fantasías, pues al final prevalece el compromiso.

jueves, 28 de enero de 2016

Ser débil es hoy lo bueno

La pena, la lástima, la piedad, la compasión, eso es lo que corroe a Europa, eso es lo que corroe en los hombres de ahora, un mal de conciencia, una mala rumia. Ya Nietzsche lo denunció, ya Nietzsche nos avisó... pero nadie escucha a los hombres intempestivos excepto unos pocos.


Ser débil es hoy lo bueno, pues todo el mundo busca ser merecedor de la compasión de los otros, cual niños faltos de cariño que no se bastan a sí mismos. Seres incompletos, sumidos en la desesperación, son los que aúllan por las calles en silencio, clamando piedad, detestando la fuerza. Hoy es la debilidad la fuerza, hoy es la compasión la fuerza, hoy es el bello y esculpido Apolo una ofensa, no digamos ya Ares o Zeus. Salgo a la calle y me sorprendo por no ser quemado vivo.

La pena y la lástima son dos venenos casi sinónimos, y digo casi por no decir idénticos. Beber de ellos te convierten en un esclavo. Si, te convierten en eso, y siendo esclavo no ayudas a nadie. Es que sentir pena no te hace más humano, sino más gilipollas.

Tu servidumbre hacia quien padece, tu esclavitud hacia el débil. Quejicas, flojos, vagos, pordioseros son los que dan pena y viven de ella, los que os dan su veneno y... picáis como moscas. Aquel que sufre de verdad no comparte su dolor, no lo expone, aquel que sufre de verdad no comparte su herida infecta, se la cura.

La esencia del Fascismo.. Giorgio Locchi



Pocos textos tan cortos alcanzaron a tener una trascendencia tan grande como este de Locchi que hoy sometemos el lector español. Esto nos impone la tarea de presentar a su autor y de dar alguna explicación sobre su obra.

Natural de Roma y doctor en Derecho, la vida, sin embargo, le ha apartado de su ciudad natal, pues reside habitualmente en París, y de su profesión, pues Locchi no pasará a la posteridad por sus aportaciones a la Jurisprudencia, sino por su vigoroso pensamiento filosófico y político.

Su residencia en París le ha permitido una amplia colaboración con la "Nueva Derecha" de la que, sin embargo al final, se ha apartado. Sus colaboraciones en "Nouvelle Ecole" figuran entre lo mejor que ha publicado esta revista.

Además del italiano y el francés, Giorgio Locchi es un profundo conocedor del alemán, lengua en la cual ha leído a sus dos grandes predilectos: Wagner y Nietzsche.

Además del texto que ha continuación podrán estudiar los lectores, Locchi es autor de otro capital libro: "Wagner, Nietzsche e il mito sovrumanista", una profunda reflexión sobre la filosofía de la Historia y sobre como la obra de Wagner y Nietzsche crea, en el siglo pasado, una nueva "tendencia epocal".

Hay en el texto de Locchi ciertas afirmaciones que sin duda sorprenderán al lector; la primera es, sin duda, descalificar a lo más reciente de la producción historiográfica sobre el fascismo. Expliquemos esto. Cree Locchi que hoy se pueden encontrar excelentes estudios sobre todos los aspectos y variantes del fascismo, pero, que todos estos estudios de detalle están haciéndonos perder la perspectiva global.

Y no es solo este problema. Hay autores, como De Felice y Mosse, que han pretendido una "desdemonización" del fascismo. En sus libros muestran a los fascistas como hombres de su época, personajes que no vomitan espuma ni se pasan el día exterminando. Esto puede, aparentemente ser bueno. Pero Locchi señala también el peligro de que todo esto comporte una "banalización " del fascismo: hacer del fascismo un simple movimiento político más y no una alternativa total al sistema.

Ejemplo paradigmático de todo esto es el caso de Renzo de Felice, a quien sus obras (en especial su monumental y -por ahora -, inacabada biografía de Mussolini), le han valido la acusación de "filo-fascismo " de querer "rehabilitar el fascismo ". Y sin embargo De Felice es el autor que ha dado un veredicto más demoledor sobre el fascismo, al afirmar que, en definitiva, este movimiento ha desaparecido sin dejar huella histórica y sin posibilidad de reproducirse. 

Otra muestra de lo peligroso de las tesis de De Felice está, por ejemplo, en su afirmación de que nacionalsocialismo y fascismo son sustancialmente distintos. Nada de esto ocurría con las obras que defiende Locchi visceralmente enemigas de todo lo que sea fascismo, que lo deforman en los detalles, pero que captan lo esencial.

Otra cosa que va a sorprender al lector es el empeño de Locchi por colocar al nacionalsocialismo en el seno de la "Konservative Revolution". Arguye Locchi que el hecho de que el nacionalsocialismo tuviera choques más o menos fuertes con algunos de sus componentes no significa, objetivamente, nada. Sería como decir que Stalin deja de ser marxista-leninista por el hecho de que expulsara y después hiciera asesinar a Trotsky.

"Hitler ha podido triunfar -declaraba Locchi a Marco Tarchi- porque, mejor que nadie, sabía afirmar lo esencial de las tendencias históricas que animaban la "Konservative Revolution". Los demás se perdían en lo particular, en la afirmación de tal o cual especificidad. Hitler tenía claro lo esencial, aquello que políticamente podía plasmarse en aquel momento histórico. Los actuales "neo", escriben a veces que Hitler "traicionó" a la "Konservative Revolution", "robándole" las ideas para deformarlas. 

Esto se afirma, naturalmente, en referencia a las ideas de un Junger, un Spengler, un Moeller van der Bruck, o gente así. Dejando de lado el hecho de que todos estos ilustres escritores pensaban -y siempre en abstracto - cosas bastante distintas y dispares y -por tanto - no se podía satisfacer a unos sin "traicionar" a otros, lo que aquí encontramos es el eterno contraste entre el intelectual que vive en su torre de marfil, de intransigente pureza, y el hombre de acción, el político, en permanente lucha con la realidad, con una materia bruta que se resiste siempre a las formas que se desea imponerle".

Pero lo más notable, lo más subyugante del texto de Locchi, es hacer partícipe del fascismo de un gran movimiento, que trasciende los límites de lo político y lo coloca a un nivel muy superior. Muchas veces se ha escrito, con razón, que faltaba por hacer una interpretación fascista del fascismo. Y era cierto. La obra de Bardeche ("Qu' est-ce le fascisme") se limita a un análisis politilógico, y la obra de Evola ("Il fascismo visto della Destra") está viciada desde su origen. Pero ya no se podrá decir lo mismo desde la aparición del libro de Locchi. El fascismo pierde, gracias a él, su carácter de anécdota de la historia.

Tarchi le dijo a Locchi: "Vd. hace del fascismo, o más bien del super-humanismo, un hecho de inmensa trascendencia, un evento que parte la historia en dos". A lo que Locchi respondió: "Yo no hago nada. Sólo hablo como historiador que observa el devenir histórico. Observo que a partir de la segunda mitad del siglo XIX se dibuja una "tendencia epocal" que pretende "regenerar la historia" (Wagner) o "dinamitarla" (Nietzsche) y precisamente para dividirla en dos; tendencia que pretende ("Konservative Revolution" y nacionalsocialismo) ser "advenimiento" de un nuevo "origen" de la historia, que proyecta un "Reich" milenario que en todas sus formas políticas pretende crear un hombre nuevo. La "tendencia epocal" que así se expresa existe innegablemente. Pero que exista no significa que deba triunfar. Tendencias epocales pueden diseñarse y sin embargo desaparecer. Nietzsche y Wagner son, sin duda, la dinamita de la historia; pero esta dinamita puede ser inútil si como ahora ocurre, el mundo entero se consagra a la tarea de apagar su mecha".

Para Locchi nos hallamos en una época de "interregnum ", entre un periodo histórico dominado por el igualitarismo y el futuro, dominado por el superhumanismo, que traerá el hombre nuevo. Dejemos, de nuevo, hablar a Locchi: " El fascismo desea crear el "hombre nuevo" justamente porque este hombre nuevo no existe aún macro-socialmente y solo existe micro-socialmente y como posibilidad, en un minoría realmente superhumanista. El fascismo, que consiguió el poder y que puede volver a él, debería enfrentarse a una realidad social que es la creada por dos mil años de igualitarismo, realidad que sólo podrá ser cambiada en virtud de una acción destructora progresiva y -a la vez - progresivamente reconstructora, de algo nuevo. En el "interregnum" -y estamos aún en él - el proyecto social fascista no puede ser sino provisional, dirigido en primer lugar a crear la materia social misma con la que un día se construirá la verdadera "comunidad", según el genuino proyecto, lo que desembocará algún día en la mutación definitiva, de la "material social", es decir, en el aniquilamiento social-político de las tendencias igualitaristas".

El fascismo, pues, es todo un vasto campo ideológico que algún día acabará transformándose en la alternativa operativa al sistema. No es, por ello, cosa extraña el que en su mismo seno haya tensiones y discrepancias. Las diferencias son generadas, como dice el texto que sigue, por la menor y mayor proximidad a determinados principios. 

En su entrevista con Tarchi matizó, Locchi, sus ideas: "En los años veinte, treinta y cuarenta, la oposición y a veces hasta la lucha entre las varias corrientes fascistas, no solo en el plano internacional, donde cada país defendía su fascismo "nacional", sino también en el interior de cada país, entre diversos movimientos fascistas, o en el interior de un único partido o movimiento, existió. Todo esto es perfectamente lógico y se da tanto en el campo igualitario como en el superhumanista. Debo hacer observar que el fascismo en un campo político, del mismo modo que lo es el "democratismo", en cuyo seno se articulan y lucha diversas tendencias (liberalismo, socialdemocracia, comunismo, anarquismo). 

Esta articulación es bien patente en el campo de las tendencias igualitaristas, porque es el resultado de una evolución bimilenaria. En el campo fascista esta articulación (aparte de las "especifidades nacionales"), es menos neta, menos rica, se articula más bien a nivel de "sectas", como es característico de la “fase mítica" en que halla esta tendencia".

Locchi ha acabado por apartarse de la "Nouvelle Droite" francesa precisamente a causa de su interpretación del fascismo. "Hoy -le decía a Tarchi -, según me parece, muchos “fascistas" no osan decir, por causas conocidas, su propio nombre, optando por llamarse antigualitaristas. Y este es un modo como otro de castrarse, puesto que el nombre "hace la cosa". 

En si mismo "antigualitarismo" es pura negatividad y -como tal - entonces forma parte de la dialéctica misma del igualitarismo". Claro que en la oposición a la "Nouvelle Droite" no hay solo un motivo lingüístico. Desde que Alain de Benoist se enganchó al carro de Giscard nuestro autor, Locchi, no ha querido saber nada más de sus antiguos compañeros; el uso ambiguo de palabras como "antirracismo ", "antitotalitarismo", etc..., que hace la "Nouvelle Droite" es -Para Locchi -, insoportable.

Para acabar, solo resta decir que lo importante, lo definitivo, lo esencial del mensaje de Locchi es situar al fascismo en una dimensión trascendente. Gracias a él, la frase de "No somos los últimos del ayer, sino los primeros del mañana”, deja de ser un eslogan efectista para convertirse en una verdad de profundo contenido.

miércoles, 27 de enero de 2016

El declive cultural

Colapso cultural es del declive, la decadencia o la desaparición de las costumbres, hábitos, modos de comunicación interpersonal, relaciones, arte y lenguaje de una población nativa. 

Coincide con el relativo declive de una población local en comparación con poblaciones exteriores. La identidad e identificación nativa se pierde, a la vez que se impone un revisionismo histórico que será utilizado para demonizar o culpabilizar a la población nativa. 

El colapso cultural no debe confundirse con el colapso económico o del Estado. Una nación que sufre colapso cultural todavía puede ser económicamente solvente y poseer un gobierno estable.

El declive cultural empieza de verdad cuando los nativos sienten vergüenza o culpa por lo que son, por su historia, su forma de vida, y de aquello de lo que provenían sus antepasados. Dejarán a grupos de inmigrantes criticar sus costumbres sin protestar, o simplemente abrazarán las costumbres de los inmigrantes en su lugar, mediante conversión religiosa y matrimonios interétnicos. 

El orgullo nacionalista, será condenado como un fenómeno de "extrema derecha" y los políticos nacionalistas populares serán comparados con Hitler. Los nativos aprenden el arte de la autocensura, lo que limita el rango de su discurso y expresiones, y pronto sólo los ancianos pueden decir las verdades de la decadencia cultural, mientras que un multiculturalista más joven al alcance del oído atribuye tanta franqueza a la senilidad o la nostalgia racista.


martes, 26 de enero de 2016

El liberalismo..origen de la descomposición política

Lo que el Nacional Socialismo critica es esta forma de democracia nacida de la exaltación de los principios de la subversión burguesa de 1789; lo que se está poniendo en tela de juicio son los principios de la filosofía del liberalismo.

En política, el liberalismo ha dado nacimiento a la democracia parlamentaria y a los partidos políticos, pero, paralelamente, sobre el plano económico, también ha dado nacimiento a las oligarquías financieras y, en consecuencia, a la ideología de la lucha de clases. El Nacional Socialismo afirma que el liberalismo es la fuente y origen de la descomposición política y social de una nación, el origen principal de la subversión. 

Oswald Spengler, en su obra “Años decisivos”, escribe:

“Liberalismo y bolchevismo son dos antípodas de un mismo pensamiento, de unos mismos valores; liberalismo y bolchevismo son, respectivamente, la forma primitiva y la forma avanzada, el principio y el fin de un mismo movimiento, de una misma acción”. 

Y José Antonio Primo de Rivera, en su discurso del Teatro de la Comedia del 29 de octubre de 1933, dijo:

“ Cuando en marzo de 1762 un hombre nefasto llamado Juan Jacobo Rousseau publicó “ El contrato social ” , dejó de ser la verdad política una entidad permanente, Juan Jacobo Rousseau suponía que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, diferente a cada una de nuestras almas, y que ese “ yo superior ” está dotado de una voluntad infalible, capaz de definir en cada instante lo justo y lo injusto, el bien y el mal. Y como esa voluntad colectiva, esa voluntad soberana, sólo se expresaba por medio del sufragio -conjetura de los más que triunfa sobre los menos en la adivinación de la voluntad superior-, venía a resultar que el sufragio, esa farsa de las papeletas entradas en una urna de cristal, tenía la virtud de decirnos en cada instante si Dios existía o no existía, si la verdad era la verdad o no era la verdad, si la Patria debía permanecer o si era mejor que en un momento dado se suicidase ” .

La actitud liberal es una manera de tomar a broma el propio destino. La actitud liberal produce un régimen político donde el principio de irresponsabilidad se extiende desde la base hasta la misma cúspide del Estado. Si se define la “democracia” como el gobierno del pueblo por sí mismo, es evidente que nos encontramos ante un absurdo lógico, ante una contradicción en los términos, puesto que no podemos admitir que los mismos hombres sean a la vez los gobernantes y los gobernados. 

Hobbes ya dijo, en su tiempo, que era propio del pensamiento mitológico atribuirle voluntad a algo más que al individuo o individuos dotados de la misma. Para Hobbes sólo hay una salida política: los hombres que componen una comunidad reconocen su voluntad en un solo ser. La gran habilidad de los dirigentes del mundo moderno es hacer creer al pueblo que él se gobierna por sí mismo; y el pueblo se deja persuadir a la vez que adular por esos dirigentes, no viendo que todo ello no es sino una gran estafa, además de un imposible. 

Para hacer creer esta ilusión se creó el sufragio universal: es la opinión de la mayoría la que se supone que hace la ley, pero lo que no se percibe es que no hay nada más fácil de dirigir y manipular como la opinión, pues siempre se puede, con la ayuda de las sugestiones adecuadas, provocar corrientes de opinión que van en tal o en cual dirección.

domingo, 24 de enero de 2016

Revoluciones desde arriba y revoluciones desde abajo.

Dr. Joseph Goebbels
Esencia y estructura del Nacionalsocialismo.
Publicado en 1935 en la colección Escritos de la Escuela Superior Alemana de Política.

Sus estudios posteriores a las Universidades de Bonn, Friburgo, Wúrburg, Munich, Heildelberg, Colonia y Berlín. De 1917 a 1921, cursó Filología e Historia del Arte y. entre otros, Historia y Literatura. En 1920 se doctoró en Filosofía en la ciudad de Heildelberg con la tesis "Wilhelm von Schútz. Una contribución a la historia del drama del romanticismo"

.Existen revoluciones desde arriba y revoluciones desde abajo. Se distinguen menos por el ámbito de poder que conquistan que por la durabilidad con que pueden mantener este ámbito de poder. Una revolución desde arriba es inorgánica, y por lo común, será de escasa importancia histórica.

Una revolución desde abajo es orgánica y perdura durante siglos. Sin preparación espiritual es muy difícil, por no decir imposible, imponer a un pueblo desde arriba una nueva legalidad, por eso las revoluciones desde arriba casi siempre tienen sólo corta duración.
A la inversa sucede con las revoluciones desde abajo: su legalidad no es inventada por un pequeño grupo de hombres, arriba, en el escritorio y realizada compulsivamente, sino que ya ha sido vivida desde abajo, en el pueblo, y desarrollada hacia arriba. 

Si un pueblo no está preparado para una revolución, aunque un grupo revolucionario pueda conquistar el poder y tener la mejor meta delante de los ojos, no conservará durante mucho tiempo ese poder. 

Las revoluciones desde arriba generalmente se llevan a cabo con mucha rapidez. Un puñado de generales u hombres de Estado se alían, derrocan al régimen y se hacen cargo del poder. Las revoluciones desde abajo, crecen desde la profundidad, se desarrollan a partir de las más minúsculas células

domingo, 17 de enero de 2016

El parasitismo Cultural



El parasitismo Cultural surge de la misma manera que el parasitismo político. Un parásito es simplemente una forma de vida que vive en, o sobre, el cuerpo de otra forma de vida y a sus expensas. Significa pues, la canalización de una parte de la energía del anfritión en una dirección ajena a sus intereses. 

Esto es completamente inevitable: si la energía de un organismo se gasta en algo que no tiene nada que ver con su propio desarrollo, está siendo derrochada. El parasitismo es inevitablemente dañino para el anfitrión. El daño aumenta proporcionalmente al crecimento y a la expansión del parásito.

Todo grupo que no toma parte en el sentimiento de la Cultura, pero que vive dentro del cuerpo Cultural, necesariamente implica una pérdida para la Cultura. Tales grupos, forman zonas de tejido anestésico, por así decirlo, en el cuerpo Cultural. Al permanecer fuera de la necesidad histórica del Destino de la Cultura, inevitablemente militan contra ese Destino. 

Ese fenómeno no depende, en manera alguna, de la voluntad humana. El parásito está espiritualmente fuera, pero fisicamente dentro. Los efectos sobre el organismo anfitrión son deletéreos, tanto física como espiritualmente.

El primer efecto físico de los grupos no participantes en el cuerpo de una Cultura consiste en que la población de la Cultura se reduce a causa de ello. Los miembros del grupo extraño ocupan el lugar de individuos pertenecientes a la Cultura, que así nunca llegan a nacer. Reduce artificilamente la población de la Cultura en la misma proporción que la importancia numérica del grupo parasitario. En el parasitismo animal y humano, uno de los numerosos efectos sobre el anfitrión es la pérdida de alimentación, y el parasitismo Cultural es análogo. Al reducir el número de los individuos de una Cultura, un parásito Cultural priva a la Idea Cultural de la única clase de alimento físico que necesita: el suministro constante de material humano adecuado a su tarea vital.

sábado, 16 de enero de 2016

El linchamiento legal de Ezra Pound


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La maligna crueldad y estupidez de la época se cebó en este hombre genial, en este auténtico ”fuera de serie" de la literatura contemporánea.

El caso de Pound es, probablemente, el más típicamente e ilustrativo ejemplo de la crueldad de esta época desquiciada. De la peor de las crueldades. De la crueldad intelectual. Del odio al pensamiento; del desprecio por la Cultura. Odio y desprecio que generan el linchamiento legal de Ezra Pound. Linchamiento que se produjo, no en razón de sus escritos, sino de sus opiniones, verbalmente expresadas a través de las ondas de Radio Roma, en el transcurso de la última conflagración mundial.

Pero no se detuvo ahí su labor en pro de la Literatura. Si ayudó a promocionarse a nuevos e indiscutibles valores, también fue notable su trabajo de revalorización de figuras y obras olvidadas; injustamente olvidadas por las “modas", las tendencias o, simplemente, la trivial superficialidad humana. Así, escritores como Firdusi, Enrico Pea, Scarfoglio y otros italianos, o el francés Laforgue.

El peor de los sistemas posibles por Ortega y Gasset

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La época en que la democracia era un sentimiento saludable y de impulso ascendente, pasó¡..Lo que hoy se llama democracia es una degeneración. 
Odia la madurez y prefiere lo agraz. Es la total inversión de los valores: lo superior, precisamente por serlo, en su lugar triunfa lo inferior.

A Nietzsche debemos el descubrimiento del mecanismo que funciona en la conciencia pública degenerada: le llamó ressentiment. Cuando un hombre se siente a sí mismo inferior por carecer de ciertas calidades —inteligencia o valor o elegancia— procura indirectamente afirmarse ante su propia vista negando la excelencia de esas cualidades.  

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El hombre del pueblo suele o solía tener una sana capacidad admirativa. Cuando veía pasar una duquesa, en su carroza se extasiaba, y le era grato cavar la tierra de un planeta donde se ven, por veces, tan lindos espectáculos transeúntes. Admira y goza el lujo, la prestancia, la belleza, como admiramos los oros y los rubíes con que solemniza su ocaso el Sol moribundo. ¿Quién es capaz de envidiar el áureo lujo del atardecer? 

El hombre del pueblo no se despreciaba a sí mismo: se sabía distinto y menor que la clase noble; pero no mordía su pecho el venenoso "resentimiento". En los comienzos de la Revolución francesa una carbonera decía a una marquesa: "Señora, ahora las cosas van a andar al revés: yo iré en silla de manos y la señora llevará al carbón." Un abogadete "resentido" de los que hostigaban al pueblo hacia la revolución, hubiera corregido: "No, ciudadana: ahora vamos a ser todos carboneros."

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Vivimos rodeados de gentes que no se estiman a sí mismas, y casi siempre con razón. Quisieran los tales que a toda prisa fuese decretada la igualdad entre los hombres; la igualdad ante la ley no les basta: ambicionan la declaración de que todos los hombres somos iguales en talento, sensibilidad, delicadeza y altura cordial. Cada día que tarde en realizarse esta irrealizable nivelación es una cruel jornada para esas criaturas "resentidas", que se saben fatalmente condenadas a formar la plebe moral e intelectual de nuestra especie. 

Cuando se quedan solas les llegan del propio corazón bocanadas de desdén para sí mismas. Es inútil que por medio de astucias inferiores consigan hacer papeles vistosos en la sociedad. El aparente triunfo social envenena más su interior, revelándoles el desequilibrio inestable de su vida, a toda hora amenazada de un justiciero derrumbamiento. Aparecen ante sus propios ojos como falsificadores de sí mismos, como monederos falsos de trágica especie, donde la moneda defraudada es la persona misma defraudadora.

Este estado de espíritu, empapado de ácidos corrosivos, se manifiesta tanto más en aquellos oficios donde la ficción de las cualidades ausentes es menos posible. ¿Hay nada tan triste como un escritor, un profesor o un político sin talento, sin finura sensitiva, mordidos por el íntimo fracaso, a cuanto cruza ante ellos irradiando perfección y sana estima de sí mismo?

Periodistas, profesores y políticos sin talento componen, por tal razón, el Estado Mayor de la envidia, que, como dice Quevedo, va tan flaca y amarilla porque muerde y no come. Lo que hoy llamamos "opinión pública" y "democracia" no es en grande parte sino la purulenta secreción de esas almas rencorosas."

miércoles, 13 de enero de 2016

Los Gnósticos Olvidados de Dios..

Durante la mayor parte de su existencia, desde mediados del siglo X hasta finales del siglo XV, los bogomilos procuraron restaurar la forma más antigua y pura del cristianismo. El bogomilismo se extendió rápidamente porque una parte de las ganancias de los hermanos iba a los pobres y los enfermos.
El Bogomilismo se llamó así por su fundador, Bogomil, cuyo nombre significa amigo de Dios o amado por Dios. Él era un sacerdote búlgaro de pueblo que vivía en las montañas macedónicas durante el reinado de Pedro (927-968), un hecho confirmado por dos manuscritos búlgaros tempranos que todavía existen.

La larga historia de los bogomilos realmente había comenzado en el siglo anterior. Cuando el Jan Boris I aceptó un bautismo cristiano en el año 864, pronto llegaron misioneros griegos. El cristianismo se extendió rápidamente, pero muchos resistieron y comenzaron a extenderse desacuerdos.

Los primeros bogomilos rechazaban el Antiguo Testamento, y se basaban principalmente en el Nuevo Testamento. Loa posteriores bogomilos bizantinos aceptaron los Salmos y los dieciséis libros de los Profetas. Su versión de la adoración era un esfuerzo para ejemplificar las creencias de la Iglesia primitiva en su forma más pura, antes de que el cristianismo le añadiera otras.

Ellos acusaban al clero Ortodoxo de ociosidad, ebriedad y robos, lo que en gran parte era probablemente verdadero. Los bogomilos sostenían que los Ortodoxos había perdido el derecho a ser llamados cristianos debido a su comportamiento, y se veían a sí mismos como los verdaderos cristianos de la época.