En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

miércoles, 22 de marzo de 2017

El pensamiento de Aldous Huxley





Lo que pensamos determina lo que somos y lo que hacemos, y, recíprocamente, lo que hacemos y lo que somos determina lo que pensamos. Las ideas falsas tienen por consecuencia malas acciones; y el hombre que se acostumbra a obrar mal, limita con ello mismo el campo de su conciencia y hasta llega a hacérsele imposible pensar determinados pensamientos. En la vida, la ética y la metafísica son interdependientes.


La estupidez es por cierto, un producto de la voluntad. Los tontos inteligentes son los que se han negado a aplicar su inteligencia al conocimiento de ellos mismos. Hay también seres tales como los tontos sabios. El tonto sabio es aquel que se conoce y sabe dominar sus impulsos y pasiones, pero es incapaz de comprender o de tratar esos problemas impersonales más amplios que sólo pueden ser resueltos por el intelecto lógico. El tonto sabio hace menos daño que el tonto inteligente, y es personalmente capaz de lograr el esclarecimiento. 

Un hombre con inteligencia y sabiduría, no sólo puede lograr su propio esclarecimiento, sino también puede ayudar a toda una sociedad a considerar los problemas más importantes que se relacionan con sus creencias y con sus costumbres. En las actuales circunstancias, el sistema educacional está concebido como para que produzca el mayor número posible de tontos inteligentes. 

No se puede proceder inteligentemente respecto de aquello que se ignora. Para que uno pueda proceder inteligentemente consigo mismo, uno debe estar advertido de los verdaderos móviles que lo animan, de las fuentes secretas de su pensamiento, de sus experimentaciones y de sus acciones, de la naturaleza de sus propios sentimientos, impulsos y sensaciones, y de las circunstancias en que uno es responsable de su buen o mal comportamiento.

Aun en nuestras sociedades existe una proporción asombrosa de personas que aceptan sin discusión los patrones de comportamiento, los modelos de maneras de pensar, los de maneras de sentir. Gran cantidad de hombres y mujeres, muchos hasta inteligentes, sólo emplean su inteligencia en el desempeño de la ocupación que consideran tradicionalmente su deber; muy rara vez o nunca la emplean para formular un juicio con respecto al deber considerado en si mismo. 

De aquí el triste espectáculo que ofrecen los hombres de ciencia y los técnicos, cuando utilizan toda su capacidad para ayudar a los gobernantes de sus respectivos países en las matanzas en masa que realizan cada vez con mayor eficiencia y con más indiscriminación; y los eruditos y los literatos que prostituyen su talento con el objeto de fortalecer el prestigio nacional con mentiras aprendidas y retóricas fascinantes. 

Hasta en las mismas democracias se emplea generalmente la inteligencia con el sólo objeto de crear -como lo dice Thoreau- instrumentos perfeccionados para lograr fines imperfectos, fines que son determinados por los prejuicios sociales sancionados y por las pasiones más bajas. Tal es, repito, el caso general, pero afortunadamente no siempre ocurre. 

Donde el libre ejercicio de la inteligencia se permite, siempre hay personas que están dispuestas a emplear su ingenio para juzgar los fines que tradicionalmente se persiguen y también para inventar procedimientos efectivos para lograrlos. Es gracias a estos individuos, que la esencia misma de la idea de las transformaciones necesarias germina.

El modo en que empleamos la inteligencia, depende de nuestra voluntad. Cuando la voluntad no es desinteresada, el intelecto tiende a emplearse meramente como un instrumento para la racionalización de las pasiones y los prejuicios y la justificación de los intereses personales. 

domingo, 19 de marzo de 2017

El Nacionalsocialismo y Nietzsche


Si asumimos que el Nacionalsocialismo es una cosmovisión del mundo y la vida, no una mera doctrina política, y tratamos de definir las principales características de esa visión global de la existencia, hemos de confirmar que sin duda muchas de ellas coincidirían con las bases fundamentales del pensamiento nietzscheano. 

¿Quién se atrevería hoy en día a alabar y leer trozos del Zaratustra en la televisión? Pero es que Nietzsche apunta allí donde el Sistema no acepta dudas, a sus verdades de Fe: la igualdad, la masa, el dinero, la superioridad de la élite, la decadencia.

Nunca se ha podido comentar ese texto en la televisión democrática. No, Nietzsche es un maldito en un mundo de rebaño con pretensiones. Todo lo que es jerarquía y fuerza es "nazi". 

Pero si los principios generales nacionalsocialistas y nietzscheanos podemos considerar que coinciden en un gran tanto por ciento, si el sentido de la vida en ambos casos tiene una semejanza que podemos considerar como muy importante, otra cosa es cómo el Nacionalsocialismo fue influído por Nietzsche.

Es cierto que la hermana de Nietzsche y sus descendientes en la Fundación Nietzsche fueron fanáticos simpatizantes del nacionalsocialismo, y también es cierto que en el NSDAP hubo muchos altos cargos tremendamente influídos por Nietzsche. Especialmente influyente fue su cuñado Bernhard Förster, un racista y anti-judío militante que organizó la primera colonización racial aria en Paraguay.


De Hitler sabemos que regaló sus obras completas a Mussolini, pues éste sí era un gran lector y seguidor de Nietzsche.

Por ello no creo que la influencia de Nietzsche fuera decisiva en absoluto para el pensamiento y obra de Hitler, pero sí en cambio lo fue para el Nacionalsocialismo como cosmovisión general. Es más, seguramente la influencia ha sido mayor entre los NS de la posguerra que entre los de la preguerra. La Nueva Filosofía francesa, nacida en 1968, fue la base de todo el pensamiento posterior de la mayoría de los NS europeos, y está basada fundamentalmente en Nietzsche.

Mientras que el aprecio por Wagner descendió, el de Nietzsche aumentó, y el Arte fue sustituído por la adrenalina y la lucha, quizás porque en momentos de profunda represión y decadencia es más evidente y necesario el pensamiento de Nietzsche que la serenidad del Arte. 

Quizás Wagner está indicado para la construcción, mientras que Nietzsche es el ideal del combate.

lunes, 13 de marzo de 2017

El rechazo a la lógica natural

El rechazo a la lógica natural lleva a un rechazo también de los principios morales objetivos y por lo tanto consecuentemente a la aceptación de una "moral" relativista..la lógica natural es autónoma y situacional..no necesita ninguna aprobación ideológica.. 

La aceptación de la moral relativista es el rechazo a la lógica natural.. 

viernes, 3 de marzo de 2017

George Bernard Shaw



La gente siempre ha sido fascinada por el individualista "liberado de la conciencia", pero por lo general son reacios a excusar sus acciones por miedo a la desaprobación. 


George Bernard Shaw es probablemente el hombre que tuvo mayor responsabilidad en transferir el Übermensch de Nietzsche al idioma inglés y a las mentes de audiencias de habla inglesa, con su obra Hombre y Superhombre. Dicha conexión no debería engañarlo a uno para suponer que Shaw tomó prestado algo más de la filosofía de Nietzsche que el nombre, como Shaw deja en claro en su prefacio a su obra La Mayor Bárbara. 

Él compartió con Carlyle, Wagner y Nietzsche su evaluación de que el hombre común del siglo XIX era lastimosamente inadecuado para gobernar, un factor que las voces de la democracia no habían considerado probable, y declaró con total sinceridad: La mayoría de los hombres actualmente en Europa no tienen ningún objetivo al estar vivos.


De esta profunda sensación de fracaso político contemporáneo, Shaw sólo podía esperar la aparición de grandes individuos de genio, actualmente producidos por casualidad pero quizás un día producidos por diseño mediante la eugenesia. Él apreciaba, como lo hizo Nietzsche, el iconoclasta libre espíritu de aquellos que se elevan por encima de la moral convencional para hacer lo que es necesario.


Shaw era demasiado humanitario, sin embargo, para aprobar la alabanza de la crueldad que hizo Nietzsche. Él creía que el superhombre debería beneficiar a otros, y no vivir únicamente para sí mismo. Shaw parece parodiar al héroe nietzscheano en su descripción de Caín, el primer asesino.


Shaw y Nietzsche se separaron en la teoría política, ya que por mucho que Shaw admirara a los grandes hombres, él siguió apoyando al socialismo y los derechos de los muchos por sobre los pocos.

Los Antiguos de Shaw en su visión del futuro parecen realmente removidos de la realidad física, no mostrando ningún interés por las artes y los bailes de los niños, pero esa apatía hacia el mundo viene de la idea neo-platónica de Shaw de que la Mente última procura escapar de la limitación de la materia. Los Antiguos son activos en la contemplación; el objeto de sus pensamientos nunca es revelado, pero el caso es que, de todos modos, nadie que viva hoy podría entenderlos o apreciarlos.


El héroe de Shaw vive de acuerdo a una ética más alta no cargada por valores tradicionales y códigos morales anticuados. John Tanner disfruta de su reputación como un desvergonzado anarquista, autor de el libro más reprensible que haya escapado alguna vez a la hoguera", en parte porque llama la atención hacia sus opiniones progresistas, y en parte porque él se deleita exponiendo a potenciales pensadores liberales. Sin embargo, para el verdadero superhombre el período de transición hacia el estado avanzado no será tan fácil.

Nietzsche..el dominio del Yo.



Es verdad, sin embargo, que Nietzsche deseaba que los hombres estimularan las pasiones que conducen al mal, ya que ellas son también la fuente de la fuerza necesaria para conseguir la más difícil de las tareas: el dominio del Yo.

Nietzsche a menudo es acusado de ser un pesimista, un anarquista y un nihilista. Él era pesimista con respecto al hombre del siglo XIX, pero no en cuanto a la vida misma. Él exaltó al individuo que vive más allá del bien y el mal, pero sólo después de que él ha conseguido el dominio de sí mismo. Él reconoció la pérdida de todos los valores y de todo sentido, pero sólo como una presuposición, el principio y no el final de su filosofía. En lugar de Dios él puso al Superhombre, un ser superior, pero de todos modos uno de nosotros, que dice Sí a la vida y a la posibilidad de la grandeza humana.


La filosofía de Nietzsche se basa en tres pilares principales: el superhombre, la voluntad de poder, y el eterno retorno. Estas creencias sustituyen a las doctrinas cristianas de Dios, la salvación divina y la vida eterna. Como sustitutos de conceptos religiosos, esas tres ideas desafían la definición, permaneciendo en el reino de lo poético, lo emotivo y lo misterioso. Como dice Bentley, Sin el misterio, el superhombre se evaporaría. El portavoz de Nietzsche, Zaratustra, por lo general describe al superhombre con imágenes contrastadas: el hombre es sólo una cuerda estirada sobre un abismo entre la bestia y el superhombre; lo que el mono es para el hombre, eso es el hombre para el superhombre; el hombre es un lago que se eleva cada vez más alto, ahora que él no se derrama en Dios.


En una metáfora más completa, Zaratustra explica que el hombre es una corriente contaminada. La solución cristiana ha sido remover la contaminación, pero cuando eso es hecho, muy poco permanece. El superhombre, sin embargo, será un mar tan grande que él puede recibir la contaminación sin daño. El cristianismo ha dicho a los hombres que se abstengan del mal, porque quien toca el betún queda manchado. El superhombre sabe que no hay ningún ensuciamiento en el betún, ni tal cosa como el mal, ya que todo lo que existe es necesario.


Nietzsche no tenía ninguna concepción de una súper-raza; él habló sólo del individuo. Él no compartía el interés de Wagner por el Volk o su creencia en el alma de una raza. La idea de Hitler de una raza pura habría sido absurda para Nietzsche, porque sólo mediante el conflicto entre las razas ocurre el progreso. Para Nietzsche la lección de la existencia es que sólo los grandes individuos importan, aquellos que se levantan por encima de su naturaleza animal, por sobre sus instintos más bajos para el mero placer: La Humanidad debe trabajar continuamente para producir grandes individuos. Ésta y nada más es su tarea.


El ser humano se separa del reino animal por medio del ejercicio de su voluntad de poder. Este concepto significa más que el deseo natural de la auto-conservación. Nietzsche creía que los seres humanos tienen una necesidad psicológica de poder, una necesidad de expresar su fuerza, de afirmarse a sí mismos, de dominar. Tal opinión parecería una excusa para la tiranía y el sadismo, salvo que Nietzsche postula el dominio de sí mismo, el poder sobre el Yo, como el objetivo último de la voluntad de poder. El superhombre es el suficientemente fuerte para vencerse a sí mismo. Esa hazaña restaura la distinción entre el hombre y el animal que Darwin había eliminado, sin ayuda de la metafísica.