A los ojos de los fascistas resultaba claro que lo moralmente superior, la pauta de conducta idealista no podía estar al servicio de lo moralmente inferior, la pauta de conducta materialista, y que el hombre heroico, el revolucionario de vocación, debía ser considerado, a efectos éticos y axiológicos, más valioso que el "último hombre" (Nietzsche) del modo de producción comunista.
Los socialistas que han leído a Nietzsche después de Marx no pueden sino experimentar una auténtica repugnancia hacia las proclamas que, en nombre de la felicidad del mayor número, de la justicia y hasta del amor, incitan a la violencia política, al exterminio del adversario político y, en definitiva, a un baño de sangre que se legitima a base de una retórica sobre los imaginarios bellos ideales comunistas de paz universal.
El fascismo, razonando y no entregándose, como pretende Camus, a lo irracional, invertirá los términos: el héroe no puede ser utilizado como un medio en provecho del hombre-masa, es decir, del afortunado parásito del final de la Historia. Antes bien, el revolucionario dispuesto a morir por sus ideales encarna, frente al último hombre, un valor en sí mismo, porque representa la más alta expresión de la Humanidad hasta ahora conocida.
El fascismo, razonando y no entregándose, como pretende Camus, a lo irracional, invertirá los términos: el héroe no puede ser utilizado como un medio en provecho del hombre-masa, es decir, del afortunado parásito del final de la Historia. Antes bien, el revolucionario dispuesto a morir por sus ideales encarna, frente al último hombre, un valor en sí mismo, porque representa la más alta expresión de la Humanidad hasta ahora conocida.
Si el héroe se sacrifica por algo, será por un ser que lo trascienda en la escala ética, y esa figura no se corresponde ni con Dios (ideario de la Derecha) ni con el energúmeno consumista actual que Nietzsche calificara proféticamente de último hombre, sino con el Übermensch. Esta palabra alemana se traduce habitualmente por "superhombre", pero en realidad hay que entender el Übermensch no como un vulgar "superman"sino como la figura mítica que encarna el salto evolutivo de la especie humana hacia otra figura histórico-colectiva del más alto rango ético. Una figura en que las potencialidades espirituales del hombre se hayan desarrollado al máximo.
Son, por tanto, las contradicciones lógico-morales del socialismo marxista las que conducen al socialismo fascista. Se puede seguir todo el proceso, y con ello queda refutada la imputación de irracionalismo. Ahora bien, será necesario analizar en el interior del marxismo, con cierto detalle, dichas aporías y cortocircuitos intelectuales, para entender por qué Benito Mussolini, el dirigente socialista más importante de Italia, se decidió a fundar el fascismo. La aportación teórica del ideólogo pre-fascista Georges Sorel tendrá un carácter decisivo.
Son, por tanto, las contradicciones lógico-morales del socialismo marxista las que conducen al socialismo fascista. Se puede seguir todo el proceso, y con ello queda refutada la imputación de irracionalismo. Ahora bien, será necesario analizar en el interior del marxismo, con cierto detalle, dichas aporías y cortocircuitos intelectuales, para entender por qué Benito Mussolini, el dirigente socialista más importante de Italia, se decidió a fundar el fascismo. La aportación teórica del ideólogo pre-fascista Georges Sorel tendrá un carácter decisivo.