Aquí se plantean dos cuestiones:
a) Las etapas históricas por las que, según el marxismo, la sociedad debe pasar de forma necesaria para culminar en el denominado "modo de producción comunista", es decir, en la realización de una utopía de carácter puramente material, hedonista y eudemonista, placer y felicidad como valores supremos..
b) la exigencia ética de sacrificio y dolor que se impone a otras personas para que tal sociedad futura sin sacrificio ni dolor llegue a realizarse algún día.
Por lo que respecta a la primera cuestión, quisiera recordar aquí un texto de Marx en el que critica un programa político de su tiempo por el hecho de condenar el trabajo infantil. Este revelador fragmento pone en evidencia el despiadado esquema de exterminio que subyace de forma ineluctable a los "bonitos" ideales comunistas. En efecto, Marx considera que el trabajo infantil es necesario para el desarrollo de la sociedad capitalista, cuya plena madurez constituye el requisito a los efectos de transitar hacia la siguiente etapa de la evolución histórica, el "progreso", a saber, el socialismo y, finalmente, el comunismo.
Marx se sorprende de que no lo hayan entendido algunos bondadosos humanistas de su época: el capitalismo, para Marx, debe existir, igual que era menester que existiera el "modo de producción esclavista" en la Antigüedad.
Los esclavos que, liderados por Espartaco, se rebelaron contra Roma, estaban equivocados, porque su ideal era puramente romántico, representaba ese "buenismo" inconsecuente con el que se intenta justificar propagandísticamente el comunismo ante las masas pero que Marx, de forma brutal, rechaza y condena en sus textos teóricos más esotéricos:
Prohibición del trabajo infantil.
Prohibición del trabajo infantil.
Aquí era absolutamente necesario señalar el límite de edad. La prohibición general del trabajo infantil es incompatible con la existencia de una gran industria y es, por tanto, un piadoso deseo, pero nada más. El poner en práctica esta prohibición suponiendo que fuese factible sería reaccionario
Marx muestra su desprecio por el Derecho y las pautas de conducta éticas en otro texto donde eleva la anécdota anterior a categoría general de actuación revolucionaria ideológicamente sancionada:
Mostrar que era un crimen intentar, por un lado, imponer otra vez en nuestro Partido, como si se tratara de dogmas, ideas que en un período tuvieron algún significado pero que hoy son obsoleto desecho verbal, mientras, por otro lado, volvemos a pervertir la perspectiva realista, que tanto esfuerzo costó instilar en el Partido y que hoy ha encontrado en él su espacio, con el absurdo ideológico sobre derecho y otras basuras, tan comunes entre los demócratas y entre los socialistas franceses.
Esta perspectiva realista a la que apela Marx es la que llevará a algunos socialistas, como Mussolini, a fundar el fascismo. Porque, en efecto, las contradicciones éticas en las que incurre el marxismo son flagrantes.Desde una posición materialista, no se le puede exigir a nadie que se sacrifique por el futuro de la Humanidad.
Marx muestra su desprecio por el Derecho y las pautas de conducta éticas en otro texto donde eleva la anécdota anterior a categoría general de actuación revolucionaria ideológicamente sancionada:
Mostrar que era un crimen intentar, por un lado, imponer otra vez en nuestro Partido, como si se tratara de dogmas, ideas que en un período tuvieron algún significado pero que hoy son obsoleto desecho verbal, mientras, por otro lado, volvemos a pervertir la perspectiva realista, que tanto esfuerzo costó instilar en el Partido y que hoy ha encontrado en él su espacio, con el absurdo ideológico sobre derecho y otras basuras, tan comunes entre los demócratas y entre los socialistas franceses.
Esta perspectiva realista a la que apela Marx es la que llevará a algunos socialistas, como Mussolini, a fundar el fascismo. Porque, en efecto, las contradicciones éticas en las que incurre el marxismo son flagrantes.Desde una posición materialista, no se le puede exigir a nadie que se sacrifique por el futuro de la Humanidad.
La construcción del modo de producción comunista supone, en efecto, no sólo que una parte de esa misma Humanidad haya de ser explotada por los capitalistas, los señores feudales y los esclavistas, sino que, además, se le reclama al trabajador que adopte pautas de conducta heroicas, no materialistas, idealistas, a fin de ver realizado un modelo utópico que, por su parte, pondrá fin a todo idealismo, a todo heroísmo, etc., en beneficio del simple bienestar de las masas.