En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

viernes, 31 de julio de 2015

La ideología de género..Primer blanco, la Familia

La principal razón del rechazo feminista a la familia es que para ellas esta institución básica de la sociedad crea y apoya el sistema de clases.


Desde hace ya unos años se venía difundiendo el concepto de género, que vendría a sustituir al sexo, los promotores judaicos de la nueva perspectiva para lanzar una fuerte campaña de persuasión y difusión, es por ello que ha venido filtrándose en diferentes ámbitos, según esta nueva estafa judía, los más progres lo llaman perspectiva, el término género se referiría a una serie de roles socialmente construidos a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo.

Quedaba claro que los partidarios de la estafa de género proponían algo mucho más temerario como por ejemplo que no existe un hombre natural o una mujer natural, que no hay conjunción de características o de una conducta exclusiva de un solo sexo, ni siquiera en la vida psíquica. Así, la inexistencia de una esencia femenina o masculina nos permite rechazar la supuesta superioridad de uno u otro sexo, y cuestionar en lo posible si existe una forma natural de sexualidad humana.


El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal, en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente perversa natural.



La familia nos da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Nuestras familias son las que nos enseñan primero a ser buenos ciudadanos, tan completa es la hegemonía de la clase dominante en la familia, que se nos enseña que ésta encarna el orden natural de las cosas. Se basa en particular en una relación entre el hombre y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente la sexualidad de la mujer.


En este sentido, las feministas de género consideran que cuando la mujer cuida a sus hijos en el hogar y el esposo trabaja fuera de casa, las responsabilidades son diferentes y por tanto no igualitarias. Entonces ven esta desigualdad en el hogar como causa de desigualdad en la vida pública, ya que la mujer, cuyo interés primario es el hogar, no siempre tiene el tiempo y la energía para dedicarse a la vida pública. Por ello afirman:

Que ninguna mujer debería tener esta opción. No debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidar a sus hijos. La sociedad debe ser totalmente diferente. Las mujeres no deben tener esa opción, porque si esa opción existe, demasiadas mujeres decidirán por ella.

Además, las feministas de género insisten en la desconstrucción de la familia no sólo porque según ellas esclaviza a la mujer, sino porque condiciona socialmente a los hijos para que acepten la familia, el matrimonio y la maternidad como algo natural.



Somos una ideología joven..

Somos un pueblo joven, una raza aún joven, nos falta experiencia, esto ha de servir para fortalecernos espiritual y culturalmente para madurar, hubo un HOMBRE que fue el héroe, el elegido, el preferido, no hubo deserción, no hubo infidelidad, hay que reivindicar su nombre, su figura y su vida, sin complejos, hay que rehabilitar y restituír el honor, el NS ha de ser retomado, recuperar sus logros, sus figuras, sus héroes, su ciencia, su arte, su pensamiento...


Hay que conocer los trabajos relacionados y la crueldad con la que se trató NS antes, durante, y después de la gran guerra, e igualmente todas las mentiras divulgadas por los "buenos" y toda la propaganda anti-nacionalsocialista que circula desde entoncesEn este tiempo de derrota que padecemos no es prudente, ni sabio, desde nuestras filas, lanzar la más mínima crítica sobre el período nacionalsocialista,  en este período el pueblo aparece identificado y reconocido por primera vez en la historia, por primera vez nuestros pueblos adquieren conciencia de sí, acerca de su origen y de su naturaleza, desde este surgimiento no se había producido un evento semejante, este nacimiento tiene que ver con el surgimiento de los estudios estudios sobre la evolución y genética de la época, se difundieron conocimientos nuevos acerca de nuestro ser biocultural, acerca de nuestra raza, de nuestras lenguas y culturas, fue como mirarnos por primera vez en un espejo.

Un HOMBRE que había lanzado sobre el mundo ese prodigioso desafío, atacar al mismo tiempo el capitalismo anglosajón, el bolchevismo Rojo, el racismo judío, la masonería internacional, la pobreza y las iniquidades sociales, el Tratado de Versalles, el colonialismo, la anarquía francesa y la Armada inglesa.

No parece que hayamos tenido sino un solo enemigo a lo largo de la Historia: los pueblos semitas y sus discursos, judíos, judeo-mesiánicos, y musulmanes, nos dominan espiritualmente y padecemos desde hace siglos a manos de semitas o de ideologías semitas..


Nuestra historia apenas ha comenzado....

sábado, 25 de julio de 2015

El extremo de la decadencia...

Durante milenios han sido unas cuantas dinastías-familias que han dominado a la humanidad para imponer su modelo de civilización, un modelo de esclavitud que ha devastado la inocencia humana, llevándonos a todos a un verdadero suicidio colectivo. Los poderosos han instaurado una forma de vida materialista de esclavitud e hipocresía.

Desde tiempos ancestrales, los seres humanos han organizado sus sociedades basados en jerarquías, castas, donde una ínfima cúpula, un puñado de seres humanos que se creen especiales, mandan al resto de humanos masificados en un pacto social o trato con el cual los poderosos han explotado, esclavizado, enajenado a la gran mayoría de la humanidad, por sus intereses mezquinos, formando un sistema social de la decadencia, un reino del egoísmo y de la esclavitud que arruina toda posibilidad de libertad y realización. La civilización humana está diseñada como un campo de concentración donde los esclavos son desechables, “bestias de carga” que sirven a unos cuantos amos en una horrenda sociedad hipócrita que han llamado “democracia”, ¡vil hipocresía!, mientras todo está colapsando, dando sus últimos respiros, en el fondo extremo de la decadencia.

Hay un hecho innegable en la cruda, cruel y terrible existencia humana, es el no saber para qué se está siendo, para qué se nació, para qué se respira, para qué se existe…no se sabe…este misterio le corresponde indagar a la palabra, al pensamiento, al sentimiento, al cerebro y corazón humanos, la religión politizada es la ruina que se inventa una verdad para dominar, lo que llaman espíritu , solo la filosofía puede indagar sobre aquello que no se puede saber. Este Misterio no es humano, la existencia es indefinible, el miedo y la cobardía le hacen buscar una razón de ser causa final que pueda surgir de su limitada e ínfima razón, pero el organo de la mente no está posibilitado con el simple raciocinio a enfrentar lo inmenso e infinito de lo Desconocido.

Desde allí, cabe cuestionarse el por qué es necesario preguntarse e inquietarse sobre la existencia y los pensamientos dominantes, sobre esas verdades impuestas, cabe cuestionarse por qué de un momento a otro los seres humanos le tomaron demasiado en serio a la vida, y se inventaron ideologías, pseudo-ciencias, religiones, mitos, paradigmas, para poder responderse a lainquietud fundamental de existir, y así aliviar el miedo a ese carácter desconocido de la vida. Pocos se cuestionan la Verdad impuesta para dominar y esclavizar a los seres humanos, con las religiones y filosofías de turno siguen como un rebaño de la decadencia.

En el seno del gris rebaño se esconden lobos, es decir, personas que continúan sabiendo lo que es la libertad. Y esos lobos no son sólo fuertes en sí mismos: también existe el peligro de que contagien sus atributos a la masa, cuando amanezca un mal día, de modo que el rebaño se convierta en horda. Tal es la pesadilla que no deja dormir tranquilos a los que tienen el poder..
Ernst Jünger.....

domingo, 19 de julio de 2015

Hasta que la civilización yazga en ruinas.

Algunas personas objetarán correctamente que no es la conciencia la que se ha tornado rancia, sino la captura judía de dicha conciencia con sus lujosas y auto-destructivas adicciones que son culpables del surgimiento de esta psicopática y despiadada máquina y del desaparecimiento de la libertad a través de todo el mundo.


Para aquellos que tienen capacidad de pensar realmente por sí mismos y que no repiten simplemente las conclusiones de otros, porque ese razonamiento imitador es apropiado para producir credibilidad social en el más corto plazo.

Lo que les sucederá a los judíos una vez que ellos hayan hecho desaparecer el último baluarte del pensamiento independiente y hayan subsumido a todos los librepensadores en su versión de la corrección política prescrita, no es de ningún interés para nosotros ahora, cuando nos balanceamos junto al precipicio de la pérdida de toda individualidad mientras este malévolo aparato de los medios de comunicación forma a cada uno como versiones calcadas de esclavos perfectos, privados de la más leve noción de que ellos están siendo moldeados como robots despiadados que matarán a quienquiera que se les diga que maten, incluyendo a sí mismos.


Debilitar a este monstruo es el primer paso hacia un mundo más sano, pero eso probablemente nunca sucederá hasta que la civilización yazga en ruinas.
A menos que ocurra un milagro inesperado y sin precedentes, vamos a perder pronto no sólo todo lo que tenemos sino todo lo que podríamos haber tenido.

sábado, 18 de julio de 2015

Grandeza o Optimismo

Los hombres racionales considerarán como irrelevante el hecho de que sus conclusiones no son encantadoras, si un médico le informa que tiene síntomas de la arteriosclerosis, puede o no tener razón en su diagnóstico, pero es absolutamente seguro de que no puedes rejuvenecerte por abofetear a su rostro.

Cada observador imparcial de nuestro tiempo, creo, estará de acuerdo en que el pesimismo desperta emociones que impiden la consideración racional. Me inclino a creer que el nivel moral del pensamiento es un obstáculo mayor, el fatalismo no es el tipo reconfortante que permite a los hombres evitar responsabilidades.
Ya el peligro es tan grande, para cada individuo, cada clase, cada pueblo, que para apreciar cualquier ilusión a todo lo que es deplorable. Sólo los soñadores creen que hay una salida, el optimismo es cobardía. 

Ahora, ningún hombre en condiciones de vivir en el presente puede leer esas líneas sin sentir su corazón levantado por el gran espíritu de una cultura noble, la fuerza espiritual puede saber de la tragedia y no tener miedo, y a la vez, los cobardes que esperan solamente para echar a pique una cultura infinitamente más allá de su comprensión.

Ese contraste es en sí mismo un dato muy significativo para una estimación de la condición actual de nuestra civilización ...

Una dificultad mucho más grave surge del hecho histórico, durante cinco siglos, al menos, a los hombres de Occidente consideran la civilización moderna como un renacimiento o la prolongación de la antigüedad greco-romana, como la base misma de su hipótesis, que se refiere al mundo clásico como civilización distinta y ajeno a nuestra propia, una civilización que, como la egipcia, vivió, murió, y ahora se ha ido, pero fue dominada por una completamente diferente, por lo tanto los hombres cultos de Europa que durante cinco siglos creyeron en la continuidad, no están sufriendo de una ilusión o alucinación.

viernes, 17 de julio de 2015

La crisis de inmigración.

En una parte de una muy buena colección de ensayos escritos por el filósofo español José Ortega y Gasset, publicado en Inglés hace cincuenta años con el título "de la concordia y de la libertad" , leemos acerca de la angustia del estadista romano Cicerón en el hecho de que su país, su amada Roma, fue hundido profundamente en crisis una crisis mortal y que la forma de vida que todos los romanos tuvieron durante siglos como parte del orden establecido del universo se estaba desmoronando.

Entre estos recuerdos, por supuesto, eran la libertad romana. Cicerón dio expresión a la creencia de que era algo más profundo en la raíz de vejaciones romanos, algo que hizo que la crisis por la que él vivía diferente a la experimentada en levantamientos anteriores. Los cimientos de la existencia romana, como siempre habían sido comprendidas, fueron amenazados. Como Ortega y Gasset dijo, "Lo que Cicerón estaban mirando no era más que una lucha ... en el entorno humano que desde tiempos inmemoriales había sido la república romana, la destrucción total de la comunidad."

Cicerón señaló que los últimos romanos a menudo no están de acuerdo, con fuerza. Pero éstas habían sido los enfrentamientos entre los miembros de una gran familia, por así decirlo, entre amigos. Los adversarios en las disputas políticas no eran enemigos mortales, y la amistad aguantaron bajo la superficie. "Una contienda entre amigos, no una pelea entre los enemigos, se llama un desacuerdo", escribió Cicerón. 

Esto fue así porque, a pesar de que se disputaban entre sí por cuestiones transitorias, en el fondo, todos estuvieron de acuerdo en los aspectos fundamentales: creencias sobre la vida, sobre el universo, sobre la religión, sobre normas morales, sobre los principios legales, y así sucesivamente. Este acuerdo sobre los fundamentos, incluso entre adversarios.

Bajo todas formas no despóticas de gobierno, la concordia  acuerdo sobre los fundamentos  es obviamente un elemento esencial. La ausencia de la concordia entre los romanos de la época de Cicerón, dice Ortega y Gasset, significaba que la estructura interna de la antigua vida romana se había fracturado sin posibilidad de reparación.

A menos que los europeos desean unirse a la legión de la historia de las civilizaciones extinguidas, creo que en este tema de la inmigración hay que ser absolutamente honesto. No debemos permitir que nuestros adversarios elegir armas y campo de batalla. Debemos dejar a un lado las gafas de color de rosa del sentimentalismo falso y falso humanitarismo que se promueven en los medios de comunicación. Debemos desestimar todas las perogrulladas vacías de los políticos egoístas, las acusaciones gratuitas de "fanatismo" y "racismo", y el grito estridente de los grupos de intereses especiales. Mientras los europeos patrióticos, debemos ser sinceros entre nosotros. Debemos tratar de entender lo que la inmigración debe ser y lo que no debe ser. 

Está claro que las personas con ojos para ver y oídos para oír, la gente que piensa con la mente y no con sus glándulas, que la raza humana ha sido bendecida con asombrosa variedad. Las generaciones anteriores de sabían que en la mayoría de los casos, lo que ahora se llaman las poblaciones del Tercer Mundo, por su propia naturaleza, son temperamentalmente diferentes de los cristianos europeos que se asentaron América del Norte.

Ahora bien, si el camino de nuestra nación de la vida y la forma de gobierno se deriva de una herencia cultural europea perteneciente a una mayoría de los estadounidenses, su conservación depende de la existencia de esa misma mayoría, una mayoría que comparte un conjunto de creencias y valores básicos , y un lenguaje común, la cultura y la experiencia histórica recordará que Cicerón llamó esa concordia.

miércoles, 15 de julio de 2015

Los filisteos de la cultura

Los idealistas y los ideólogos, los epígonos del clasicismo humanista de la época de Goethe, despreciaban las cosas técnicas y las cuestiones económicas en general, considerándolas como extrañas y ajenas a la cultura. Goethe, con su gran sentido de todo lo real, había intentado en la segunda parte del Fausto penetrar en las más hondas profundidades de ese nuevo mundo de los hechos. Pero ya con Guillermo de Humboldt comienza la concepción filológica de la Historia, una concepción ajena a la realidad y según la cual medíase al fin y al cabo, el rango de una época histórica por el número de cuadros y de libros que en ella se hayan producido. 

Un soberano no poseía significación de importancia más que si se conducía como un Mecenas. No importaba lo que por lo demás, fuese. 

El Estado era una constante perturbación para la verdadera cultura, que se fraguaba en las aulas, en los gabinetes de los científicos y en los talleres de los artistas. La guerra era una barbarie inverosímil de épocas pretéritas, y la economía algo prosaica y tonta, sobre lo cual resbalaba la atención, aun cuando a diario se hacía uso de ella. Nombrar a un gran comerciante o a un ingeniero junto a los poetas y a los pensadores, era punto menos que delito de lesa majestad cometido para con la cultura "verdadera". Léanse en este sentido las Consideraciones sobre Historia Universal, de Jacobo Burckhardt. Pero este era también el punto de vista de la mayoría de los filósofos de cátedra y aun de muchos historiadores, hasta llegar a los literatos y estetas de las actuales grandes urbes, que consideran la elaboración de una novela como más importante que la construcción de un motor de aviación.

De otra parte estaba el materialismo de origen esencialmente inglés, la gran moda de los semicultos en la segunda mitad del siglo pasado, de los folletones liberales y de las asambleas populares radicales, de los marxistas y de los escritores ético-sociales que se tenían por pensadores y poetas.


Si a los primeros les faltaba el sentido de la realidad, a éstos, en cambio, les faltaba en grado superlativo el sentido de la profundidad. Su ideal era exclusivamente lo útil. Todo lo que fuese útil para la "Humanidad" pertenecía a la cultura, era cultura. Lo de más era lujo, superstición o barbarie.


Útil, empero, era lo que sirve a la "felicidad del mayor número". Y esta felicidad consistía en no hacer nada. Tal es, en último término, la doctrina de Bentham, Mill y Spencer. El fin de la Humanidad consistía en aliviar al individuo de la mayor cantidad posible de trabajo, cargándolo a la máquina. Libertad de "la miseria, de la esclavitud asalariada", e igualdad en diversiones, bienandanza y "deleite artístico". Anúnciase el panem et circenses de las urbes mundiales en las épocas de decadencia. Los filisteos de la cultura se entusiasmaban a cada botón que ponía en marcha un dispositivo y que, al parecer, ahorraba trabajo humano. En lugar de la auténtica religión de épocas pasadas, aparece el superficial entusiasmo "por las conquistas de la Humanidad", considerando como tales exclusivamente los progresos de la técnica, destinados a ahorrar trabajo y a divertir a los hombres. Pero del alma, ni una palabra.


Este no es el gusto de los grandes descubridores mismos, con pocas excepciones, ni tampoco el de los que conocen bien los problemas técnicos, sino el de los espectadores, que no pueden inventar nada y, en todo caso, no comprendían nada de eso, pero rastreaban algo que podía redundar en su beneficio.

El tacto fisiognómico, como he denominado a la facultad que nos permite penetrar en el sentido de todo acontecer; la mirada de Goethe, la mirada de los que conocen a los hombres y conocen la vida, y conocen la Historia y contemplan los tiempos, es la que descubre en lo particular su significación profunda.

miércoles, 1 de julio de 2015

No se hará justicia por nuestros actos

No se hará justicia por nuestros actos, ni por nuestro sacrificio, no habrá mas juez supremo que nuestra propia conciencia, ni más premio que la satisfacción personal del sacrificio anónimo, demostraciones, todas ellas, del máximo poder que un individuo puede ejercer sobre sí mismo. Debemos saber que el Sistema nos atacará, nos chillará a través de las bocas de nuestros enemigos, nos castigará con miradas de desprecio y tratará de derrumbar nuestra moral a través de sus risitas burlonas o de sus comentarios hirientes.

En lugar de dejarnos arrastrar por la corriente mayoritaria y sus absurdas modas y creencias sin sentido, debemos darnos un tiempo para escuchar nuestra propia voz y pensar por nosotros mismos; algo que debemos hacer no solo a nivel racional, sino también a nivel intuitivo…un proceso largo y tortuoso que cada uno emprende como puede y que empieza a culminar cuando ya no nos vemos a nosotros mismos como miembros de un grupo, comunidad o corriente de pensamiento; cuando detestamos ser clasificados con un número o un código o cuando somos incapaces de aplicarnos a nosotros mismos una etiqueta que nos clasifique de tal o cual manera.

Cuando nos sintamos así, significará que hemos dado un paso importante.

Llegados a este punto, empezaremos a ser conscientes de nuestra individualidad y podremos empezar a enfrentarnos a uno de los pasos más difíciles: dejar de ver a los miembros del rebaño como a simples borregos.


Consiste en dejar de ver a los demás como miembros de un grupo, una corriente, una comunidad o una raza. Dejar de aplicar sobre cada individuo una categoría o una etiqueta y empezar a considerarlo como una pieza única e irrepetible.

Y eso es algo complicado de conseguir, porque realmente hay muchas personas que no parecen individuos y que ni tan solo hacen el mínimo esfuerzo por considerarse a si mismos como tales. Son gente que, dominada por el Sistema, intentan disolverse a sí mismos en la masa informe y que son capaces de luchar a muerte contra cualquier individuo libre que les recuerde lo que son en realidad: piezas únicas.


Ese mismo monstruo, instalado en millones de mentes, utilizará todos sus resortes mecánicos para atacarnos, sabedor del peligro que representamos para él, utilizando todos los ojos, lenguas y manos de los que dispone.

Veremos entonces como las personas se transforman en anticuerpos al servicio de este macroorganismo psíquico y nuestra supervivencia como individuos dependerá en gran medida de nuestra capacidad de ocultación y adaptación a las circunstancias.

Lo más difícil alcanzado este estado es no odiar ni despreciar a las personas que nos atacan y ser capaz de comprender que están siendo utilizados por el software instalado en sus mentes, de la misma manera que lo es cualquier soldado fanatizado que lucha a muerte por una ideología, una religión o una patria. 



Y llegados aquí, si estamos dispuestos a realizar este esfuerzo de desprogramación personal y de lucha por ayudar a los demás a liberarse de sus cadenas mentales, debemos ser completamente sinceros con nosotros mismos y aceptar la cruda realidad, la dura situación a la que vamos a enfrentarnos.

Y es que nadie nos ha otorgado esta misión: somos nosotros mismos los que decidimos emprenderla con todas las consecuencias.

Eso significa que en esta lucha no formaremos parte de ninguna organización, de ninguna conspiración divina, ni seremos enviados de ningún Dios que nos proteja con su aliento celestial o con una cúpula invisible.

No se hará justicia por nuestros actos, ni por nuestro sacrificio.
No habrá medallas, honores, ni reconocimiento, ni golpecitos de aprobación en la espalda.
Ni tan solo una sonrisa cómplice o un atisbo de comprensión o solidaridad de los demás.

No bajarán ángeles tocando sus trompetas ni se levantarán escaleras de plata que nos conduzcan al paraíso al final de nuestros días.

Debes abandonar el rebaño.



Es urgente,y es lo mejor para todos.
Todo el mundo es capaz de hallar por sí mismo un cúmulo de tonterías en las que creemos todos, simplemente porque la sociedad, el grupo, la mayoría, la masa, nos dice que debemos hacerlo, aunque nuestra propia razón nos dicte todo lo contrario.
Básicamente consiste en empezar a ver la realidad tal y como es, despojándonos de esas ficciones abstractas que inundan nuestra mente y que distorsionan nuestra visión del mundo a través de una realidad “aumentada” que solo existe en nuestra psique.
No, no estamos hablando de echarte a la montaña y alejarte de la civilización ni de convertirte en un personaje inadaptado y antisocial incapaz de relacionarse con el resto de la sociedad.

Alejarte del rebaño es un arduo trabajo psicológico, que implica la recuperación del propio poder y criterio por encima de la opinión del resto del mundo.

Un acto de extrema responsabilidad y generosidad, rayando en el heroísmo, pues no te reportará beneficios sociales, reconocimiento, ni recompensas materiales.

No se trata pues de un acto de rebeldía adolescente, ni de una pataleta inconformista sin consecuencias.

Es mucho más profundo: se trata de dar un salto evolutivo como individuo que favorece el salto evolutivo de toda la especie humana.

Un ejercicio enriquecedor pero ingrato, muchas veces solitario y doloroso, pero que todos debemos emprender sin más dilación.

Y es que paradójicamente, abandonar el rebaño es la mejor manera de salvar al propio rebaño de sí mismo.

No te quepa ninguna duda de ello.



TENEMOS UN PROBLEMA Y NADIE QUIERE VERLO

La humanidad, como colectivo, tiene un problema que no quiere afrontar.

Ese problema se puede ver reflejado, no sólo en nuestro entorno diario, sino en diversos experimentos psicológicos altamente significativos.

¿QUIERES SABER POR QUÉ LA GENTE SE COMPORTA COMO UN REBAÑO? EL EXPERIMENTO SOLOMON ASCH


Solomon Asch

En la década de 1950, el psicólogo polaco Solomon Asch, realizó un estudio sobre los individuos y la conformidad con las normas del grupo. Los participantes en el experimento se inscribieron para participar en un experimento de psicología en el que se les pedía que completaran un test de visión.

Pero básicamente, se trataba de un engaño.

Lo que Asch pretendía poner a prueba era hasta qué punto un individuo era capaz de resistir la presión de la mayoría para que aceptara como verdadero, algo que era obviamente falso.

En resumidas cuentas, el experimento consistía en una serie de pruebas visuales de fácil resolución, en las que se debía determinar la longitud de unos segmentos.



La solución a los problemas siempre era obvia y la posibilidad de error era prácticamente nula.

Sin embargo, las personas sometidas a este experimento estaban rodeadas por otras personas, que ellos creían que eran participantes en el experimento como ellos, pero que en realidad, actuaban compinchados a las órdenes del psicólogo, conformando un grupo que actuaba al unísono.

La función de las personas de este grupo era ofrecer respuestas equivocadas regularmente, para ver si el participante, al ser preguntado sobre la solución al problema, decidía concordar con la opinión mayoritaria a pesar de que ésta fuera obviamente errónea.

El resultado fue que, al menos una de cada 3 veces, los participantes concordaban con la opinión de la mayoría, aún sabiendo que daban una respuesta equivocada.
Esto puede parecer algo anecdótico e irrelevante, pero no lo es de ninguna manera.

Lo que refleja este experimento es que hay gran cantidad de individuos adultos capaces de aceptar algo obviamente erróneo, simplemente porque lo dice la mayoría, renunciando a su propia opinión sin tan solo haber recibido ningún tipo de presión ni coacción por parte del grupo.

Es decir, los humanos tendemos a supeditar nuestra capacidad personal de raciocinio, la más desarrollada de entre todas las especies animales sobre este planeta, a la opinión errónea de una mayoría, sin ninguna razón, ni beneficio aparente.



Entonces, ¿para qué necesitamos disponer de un cerebro tan grande, complejo y desarrollado si no lo vamos a utilizar adecuadamente a la hora de tomar decisiones?

¿Por qué razón la naturaleza ha empleado tanta energía a nivel evolutivo si a la hora de la verdad no vamos a hacer caso de los dictados de nuestros eficientes instrumentos biológicos?

Es un fenómeno que casi se podría calificar de anti natural.

Un ejemplo extremadamente grave de lo que nos está sucediendo como especie.

Y si alguien cree que esta es una afirmación exagerada, hay otro experimento que lo corrobora y que aún resulta más inquietante que el de Asch.

 UN INCREÍBLE ESTUDIO PSICOLÓGICO SOBRE SIMIOS Y HUMANOS QUE HABLA MUY MAL DE NUESTRA ESPECIE

En el estudio, los investigadores descubrieron que los niños de tan sólo 2 años de edad tendían a aceptar e imitar las decisiones de los compañeros que les rodeaban por encima de los propios juicios o el propio instinto, aún sabiendo que las decisiones de los demás eran erróneas. Algo parecido a lo expuesto en el experimento de Solomon Asch.

Lo sangrante de este estudio es que se realizaba una comparación entre la actitud de los seres humanos y la de un grupo de chimpancés y orangutanes.



Y el estudio demostró que, los chimpancés y orangutanes, cuando sabían que tomaban la decisión correcta y que el resto del grupo tomaba una decisión errónea, mantenían su propio criterio individual por encima de la decisión mayoritaria.

Y esto nos arroja de cabeza a hacernos una pregunta desgarradora: ¿Cómo puede ser que un chimpancé o un orangután, tenga más personalidad que un ser humano?



Los expertos y en concreto el director del experimento, Daniel Haun, concluyeron que: “La conformidad es una característica muy básica de la sociabilidad humana que se muestra desde edades muy tempranas”

Algo que según el científico: “Sirve para conservar los grupos, ayuda a que los grupos se coordinen y estabiliza la diversidad cultural, una de las características distintivas de la especie humana”

De acuerdo, quizás tenga razón y la conformidad con el grupo sea un instrumento social; pero sin embargo, los chimpancés o los orangutanes también son capaces de configurar grupos sociales estructurados, organizados y coordinados. Y como ellos, otros mamíferos y especies animales.

Mucha gente argumentará que los niveles de organización social de estos animales no es tan compleja o elaborada como la de los humanos; pero probablemente se deba a que su intelecto no se lo permite o a que sus circunstancias no lo exigen.

Por lo tanto, en lo referente a nuestra negación del criterio individual estamos ante un fenómeno, a nivel de especie, que se puede calificar de inquietante si nos comparamos con nuestros parientes más cercanos.

No deja de ser extraño que seres dotados de un intelecto superior tiendan a renunciar a su uso en favor de una mayoría, aun cuando ello contribuya a tomar decisiones erróneas que perjudican, tanto al individuo que renuncia al propio criterio correcto, como al grupo que sigue un criterio erróneo.

En estos casos, la conformidad solo conduce al error de toda la comunidad al completo, algo que, por más vueltas que le damos, no tiene ninguna lógica pues es un desperdicio de recursos intelectuales y un mecanismo ineficiente y anti evolutivo.



Y eso nos hace pensar que quizás es el reflejo de un problema y no de una característica como especie.

Como venimos denunciando en otros artículos, el Sistema, esa compleja estructura psíquica creada por nosotros mismos pero que nos está dominando a todos, tiende a uniformarnos y a eliminar toda representación de individualidad y personalidad propia diferenciada.

Y estos experimentos podrían ser un reflejo de ello; algo que nos indicaría que el nivel de afectación de este problema es mucho más grave de lo que mucha gente quiere creer, porque nos estaría afectando ya a nivel biológico y evolutivo.

De ser así, podríamos concluir que ese “ente” llamado Sistema nos impide ser lo que podríamos llegar a ser como seres humanos.

Un problema que requeriría de una solución inmediata.



UNA FUENTE CONSTANTE DE PROBLEMAS

Esta tendencia ciega a la conformidad con el grupo, actuando por encima de la propia capacidad de raciocinio individual, es la fuente principal de la que emanan las desgracias de la humanidad.

Mediante este mecanismo perverso se puede explicar el por qué de la pervivencia de todas esas creencias religiosas, supersticiones, mitos absurdos, fanatismos, tradiciones salvajes e ideologías sin sentido que tanto daño nos han hecho a lo largo de la historia.

Solo es necesario que en un punto del tiempo alguien plante la semilla de un mito, por disparatado que sea y si esa idea es capaz de arraigar en un número suficiente de personas, mediante las mecánicas de conformidad con el grupo, esa creencia será capaz de perdurar en la mente de los individuos durante siglos, transmitiéndose generación tras generación, como si fuera un ser con vida propia que trata de perpetuarse.



La mayoría de conceptos que configuran nuestro paquete de creencias está fundamentado en mentiras que han terminado por ser consideradas verdades intocables por simple presión grupal.

No es necesario especificar ejemplos concretos, porque estamos rodeados de ellos.
Es algo que debería avergonzarnos como especie e incluso como seres vivos, porque no tiene ninguna base lógica y es incluso ridículo.

Y no, no tiene nada que ver con nuestra evolución cultural como especie, ni es el pilar fundamental en el que se sustenta la civilización humana.

Esto no tiene nada de natural.

Que los Rapanui, lo habitantes de la Isla de Pascua acabaran extinguiéndose por haber talado todos los árboles de la isla dominados por creencias absurdas no es un ejemplo de “evolución cultural”, es un ejemplo claro y diáfano de estupidez grupal, de esclavitud ciega a nuestras propias creaciones abstractas.

Es un caso de subyugación extrema al Sistema, que en ese caso concreto llevó a la destrucción de esa comunidad y del propio ecosistema de la isla.

El caso de la cultura Rapanui es el reflejo de un problema psíquico a nivel global y un ejemplo en pequeño de lo que puede sucedernos a todos en conjunto si no le ponemos solución urgentemente.

Si realmente queremos cambiar las cosas, como individuos debemos combatir esta tendencia a la conformidad grupal.

Es uno de los primeros pasos para terminar con el Sistema que nos esclaviza como especie y es algo que solo puede hacerse a nivel individual, sin crear doctrinas, creencias estructuradas, grupos o etiquetas que puedan conformar un nuevo cuerpo abstracto susceptible de convertirse en nueva corriente grupal o mayoritaria.

Entonces no estaríamos combatiendo al monstruo: solo cambiaríamos parte de su nomenclatura.

Y es que lo más paradójico del caso es que para salvar al rebaño de su caída al abismo, lo mejor que podemos hacer es salirnos del rebaño.

Pero ¿qué significa salirse del rebaño?

Como indicábamos al principio del artículo, salir del rebaño no significa abandonar el mundo y aislarse de la sociedad.

En realidad se trata de demostrar la propia independencia individual a los demás y exhibirla si es necesario.
Y no, no estamos hablando de llevar peinados raros o ropajes chillones, ni de salir a la calle a hacer excentricidades.

Básicamente consiste en empezar a ver la realidad tal y como es, despojándonos de esas ficciones abstractas que inundan nuestra mente y que distorsionan nuestra visión del mundo a través de una realidad “aumentada” que solo existe en nuestra psique.