En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Helmut Stellrecht,

Fe y Acción era un texto oficial de adoctrinamiento para la Juventud Hitleriana, editado por la propia Casa Editora Central del NSDAP. El mismo constituye una especie de Libro de Virtudes Nacionalsocialistas, en lenguaje simple, claro y sintético, con cada uno de los rasgos, valores o principios que deberían enarbolar los nacionalsocialistas.
Su autor, el entonces Obergebietsführer de la Hitlerjugend, Helmut Stellrecht, desempeñaba tareas de educación militar para la Juventud hitleriana al momento de su publicación y obtuvo rápidamente el visto bueno de las autoridades Nacionalsocialistas.

Cabe citar al HOMBRE cuando dice:
Cuando se me pregunta qué entiendo por nacionalsocialismo, yo debo responder, no otra cosa que poner en movimiento, exclusiva y autoritariamente, a los más capaces en cada plano de nuestra vida.

El significado del verdadero Nacionalsocialismo pone énfasis en el que fue su lema:
El bien común está antes del bien individual. 


Esto implica en términos de sacrificio para una causa mayor y en dejar de lado las inclinaciones egoístas y las bajas pasiones, para pasar formar parte de la fuerza del pueblo y del Estado.

Otro de los fundamentos del movimiento es:
No lo mismo a todo el mundo, sino a cada uno lo suyo. 

Con todo lo que esto, a su vez, implica en término de reconocimiento y exaltación de la Jerarquía como principio ordenador de la sociedad.

También, llegado el momento de ocuparse de La Patria, vuelve a hacerse notar la preeminencia de una pre-existencia, de un origen mítico ligado a los mejores, que a su vez la han fortificado con su misma potencia. Concretamente dice:
En ti descansan hileras interminables de pasadas generaciones. La sangre del noble y bravo que te defendió, ha caído en ti. Tú fuiste fertilizada por los mejores que produjiste.

Pasando ya a las características que tiene que tener el hombre en la nueva Alemania, se antepone la virtud del Coraje. Hasta tal punto es así, que se llega a decir:
El coraje es el atributo más bello y noble que un hombre pueda tener. Quien no tiene coraje no es un hombre.

Para hacer luego referencia a la conexión con las fuerzas de lo alto que este conlleva:
El sentimiento de haber arriesgado todo al servicio de un ideal más alto, libera, porta a un hombre como si tuviese alas, y llena su corazón.

Ser el vencedor sobre si mismo es condición ineludible para convertirse en Héroe. Y justamente es la figura del Héroe, la que es reclamada en todo momento por los líderes Nacionalsocialista como el arquetipo guía del Tercer Reich y el secreto de todo gran hombre. El dominio sobre si mismo es la verdadera fuente de la fuerza:
Si tú te controlas a ti mismo, tú controlas la vida. Ese es el secreto de toda gran personalidad. Ha ganado toda su fuerza, que ahora dirige exteriormente, superándose a sí mismo. Deberías ser el amo de ti mismo. 


Hasta tal punto esto es buscado, y no sólo exclamado, que se ofrece al lector el pequeño ejercicio de hacer todos los días algo que no nos guste y dejar de hacer algo que nos guste como método a emplear para pasar del mero pensamiento a la acción.

Manifestación, tanto como condición, de lo anterior, es una de las virtudes exigidas a los portadores de la Sangre:

La Disciplina: 
Los salvajes y los medio salvajes tienen valor, pero sólo las personas evolucionadas tienen disciplina, la disciplina es la habilidad de estar bajo control, la disciplina se origina desde tu interior, la aceptas porque sigues una voluntad más alta. 


En el desarrollo de esta disciplina se exige también una obediencia absoluta y ciega, que a primera vista parecería estar en contraposición al gusto por la Libertad del ario, pero en la antigüedad tampoco la obediencia ciega fue menospreciada, pues hay momentos y procesos diferenciales que respetar. Así es que la obediencia extrema era inculcada en los rangos inferiores para poder templar el carácter y la voluntad, hasta el grado de hacerse dueño absoluto de uno mismo.


Aquel que no puede obedecer su propia conciencia y se ve disgregado por sus contradicciones internas, necesita la obediencia exterior para poder ponerse un límite y templarse en la práctica del autodominio. Una vez purificado y unificado en sus tendencias, reinaba en cambio la absoluta libertad.


Nuevamente vemos entonces la actitud viril de quien busca y lucha en su interior para alcanzar un fin más alto y el contacto con fuerzas superiores. Así pues se indica:
La disciplina es una actitud espiritual, la Ley y el Orden trabajan a través ella en bien de todos.

Pasamos ahora a considerar El Deber. No es este algo impuesto sino que es remontado a un más profundo significado y ligado también a la fuerza mística de la Sangre. Sobre él se dice:
El deber es el tú deberías que sientes interiormente, el deber es aquello que Familia, Pueblo y Estado demandan de ti, tú lo exiges de ti mismo, y el camino del deber más alto es también la ruta a la máxima felicidad, aun si conduce a tu muerte, la justicia proviene del deber cumplido, no existe ninguna otra justicia en el Estado nacionalsocialista.



Llegamos ahora al momento de analizar los dos valores fundamentales de la cosmovisión Nacionalsocialista, tanto como de una vida sana en general: El Honor y La Lealtad. Expresión del antiguo adagio ario: Nuestro honor es la Lealtad, que fue también el lema de la pretendida élite NS personificada en las SS. Sobre el Honor,nos enseña:
Tú vives por honor, no por pan, los esclavos creen que sólo se necesita comida y bebida para vivir, el hombre libre sabe que él necesita honor ante todo, ser honorable es ser valiente, ser honorable es ser desinteresado y leal, ser honorable es ser dueño de sí mismo.



El NS eligió, con buenos motivos, hacer de este valor la base de prácticamente todas sus concepciones y ligarlo íntimamente a la Sangre.


En cuanto a la Lealtad, tal es la importancia, que se dice aquí:
La lealtad es una palabra sagrada, rara vez dicha, debe ser tomada como por dada, tal como el aire que respiramos, lo que existe, existe por la lealtad, si eso que existe deja de ser leal, regresa a la nada, porque la deslealtad reemplazó a la lealtad, ahora está de pie sobre la base de la lealtad.


Con respecto a la aplicación en la vida diaria, se dice:
La palabra de un hombre debe ser de fiar, las promesas deben ser mantenidas, no necesitamos un apretón de manos y un juramento, cada uno puede estar sujeto a nuestra palabra, porque otra vez nos hemos hecho leales, Alemania es la tierra de la lealtad, esta habita sus vastos bosques, mora en sus caballeros y sus soldados, mora otra vez en nosotros, la lealtad es nuestro honor.



La concepción de la Fidelidad o Fides fue realmente una constante en toda relación tradicional aria. El famoso lema “Mi Honor se llama Fidelidad” de las SS remitía a la tradicional frase caballeresca germana “Meine Ehre heißt Treue”, pero la fides fue antes una de las más antiguas divinidades de la Roma pagana. Sobre esta, Tito Livio llegó a decir que su posesión era lo que diferenciaba a los Romanos de los bárbaros.



Tal fides se encuentra también como el cimiento espiritual de las diferentes unidades políticas feudales de la edad media, tanto como en general en el sacro Imperio medieval. Pero esta Fides no era apenas una regla conductual, sino que más bien se transformaba en un elemento religioso, en la posibilidad de una transfiguración personal mediante el sacrificio o la ascesis del que, mediante su superación, rinde su ego ante un fin superior para resultar elevado con él y alcanzar una más alta Libertad.

sábado, 26 de septiembre de 2015

La paciencia

El aburrimiento es la enfermedad de las almas y de los cerebros vacíos.
La paciencia es la primera victoria, la victoria sobre sí mismo, la victoria sobre nuestra susceptibilidad.
Mientras que no la adquiramos, la vida no es sino un torrente de capitulaciones. capitulaciones, sin duda, estrepitosa, disfrazadas por gritos de falsa autoridad, que solo representan, en verdad, la abdicación ante el orgullo.

Tener paciencia es saber guardar nuestra hora con el dedo crispado sobre el gatillo, alerta, como vigilándola presa.
Tener paciencia es construir cada acto de cada día con orden y equilibrio, que son el andamiaje que sostiene la vida en pie.

Mientras no nos desprendamos, un día, de todo lo externo y no seamos capaces de vivir solos, es decir, en compañía de lo más real lo que nada turba, no pisaremos el umbral de la felicidad.
En lugar de quejarnos de la soledad, bendigámosla, aprovechemos la posibilidad inesperada que nos da para examinarnos en silencio, para dominarnos lucidamente y totalmente, hasta en nuestros más contradictorios pensamientos.
La grandeza verdadera está en la nobleza del alma, que se da y se gasta, anhelante de darse, en cada uno de nuestros deberes, sobre todo en los que están limpios de vanidad.
¡Cuánta gente, colmada de todo, se queja de continuo, lo encuentra todo mal y no acierta a gozar nunca de nada!
Debemos mirar siempre hacia los que tienen menos que nosotros y contentarnos, y gozar de lo que poseemos sin alimentar nuestro espíritu de quimeras.
La vida es siempre bella si sabemos mirarla con ojos apacibles, con luz de un alma en paz.
No hay más remedio que alimentar el espíritu, para no dejarse caer en el embrutecimiento, en la suciedad, en la mediocridad.
Hay una cultura, un equilibrio del espíritu, una madurez cálida del pensamiento que solo pueden ser el resultado de la larga disciplina, de las facultades superiores, aplicadas, con fervor y con método, al estudio de la obra desnuda de la humana inteligencia.
Solo el estudio desinteresado de las civilizaciones antiguas, que son manantial de las ideas y de los sistemas; el estudio de la filosofía; el estudio de las matemáticas y el estudio comparado de la historia, solo ellos pueden darnos la plena armonía del espíritu.
Amamos
 nuestra miseria, porque nos eleva y nos prepara para los altos destinos que reclaman corazones fuertes y puros.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Degrelle notas de paz, de guerra y de exilio

El mundo no es sino confusión y tormento. El odio destroza sus entrañas. Mata, mancha y arrastra a sus víctimas en el oleaje fangoso de su furor. 
Los hombres se buscan con maldad de chacales. Se les oye rugir en la noche iluminada por los rayos. 

Los pueblos se detestan. Los individuos se detestan. Ya no respetan nada, ni siquiera al vencido que yace en la tierra, ni a la mujer que implora, ni a Los niños de ojos abiertos a los sueños. Ha muerto el soñar.

Solo vive la bestia, la bestia salvaje que pisotea a los tímidos y a 
Los fuertes, a Los inocentes y a los culpables. Lodo titubea, el armazón de los Estados, las leyes de las relaciones sociales, el respeto a la palabra. 

Los hombres que antes, creaban la riqueza en un esfuerzo redoblado, se enfrentan ahora como fieras desencadenadas. Mentir es sólo una forma más de ser hábil. 

El honor ha perdido su sentido, el honor del juramento, el honor de servir, el honor de morir. Los que permanecen fieles a estos viejos ritos hacen sonreír a los demás. 

La virtud ha olvidado su dulce murmullo de manantial. Las sonrisas no son ya confesiones del amor sino reticencias, estafas o rictus. Se asfixian las almas. 



El denso aire está cargado de todas las abdicaciones del espíritu.

El hombre, encerrado en su concha, ha hecho de su egoísmo una barricada. Quiere gozar. La felicidad, para él, se ha convertido en un fruto que devora ávidamente, sin recrearse en él, sin repartirlo, sin dejarle, siquiera, ver a los demás. 

 ¿Para qué aguardar al fruto maduro que tendría que repartirse entre todos? 

El amor, el mismo amor, ya no se da a los demás; se huye con él entre los brazos, deprisa, deprisa. Sin embargo la única felicidad era aquello: el don, el dar, el darse; era la única felicidad consciente, completa, la única que embriagaba, como el perfume sazonado de Las frutas, de las flores, del follaje otoñal. La felicidad sólo existe en el don. 

Su desinterés de sabores de eternidad, vuelve a los labios del alma con dulzura inmortal. 


Jamás fue el universo tan rico, ni estuvo tan colmado de comodidades, gracias a una enorme y fecunda industrialización. Jamás hubo tanto oro. Pero el oro está escondido en los cofres blindados, más seguro que en las más profundas cavernas. 


 Los bienes materiales, monopolizados, sirven para matar a los hombres y no para socorrerles. Son una razón más para odiar. Han convertido en garras, las manos que los tocan, y enjaguares Los cuerpos humanos que los utilizan. Sin amor, sin fe, el mundo se está asesinando a sí mismo. 

 El siglo ha querido, ciego de orgullo, ser tan sólo el siglo de los hombres. Este orgullo insensato le ha perdido. Ha creído que sus máquinas, sus «stocks». Sus lingotes de oro, le podrían dar la felicidad. 

Y sólo le han dado alegrías, pero no la alegría, no esa alegría que es como el sol que nunca se apaga en los paisajes que antes, ha llenado de ardiente esplendor. Las tristes alegrías de la posesión se han endurecido como púas y han herido a los que, creyéndolas flores, las acercaban a su rostro. 

 El corazón de los vencedores del siglo, vencedores de un día, está lleno de melancolía, de acritud, de una horrible pasión de apoderarse de todo, enseguida, de una cólera brutal, que se eriza frente a todos los obstáculos. Millones y millones de hombres se han batido y se han odiado. 

Un huracán les arrastra, cada vez más desencadenado, a través de los aires encendidos. La lengua seca, frías las manos, adivinan ya, en medio de su delirio, el instante próximo en que su obra de locos será aniquilada. 

Desaparecerá, porque era contraria a las leyes del corazón y a las leyes de Dios. El solo, Dios, daba al mundo su equilibrio, dominaba las pasiones, señalaba el sentido de los días felices o desgraciados. ¿Para qué haber sido ambicioso, cuando el verdadero bien se ofrecía sin límites, generosamente, a todos los corazones puros y sinceros? 

 El mundo ha renegado de esta alegría, sublime y orgullosa, como los chorros de una fuente. Ha preferido hundirse en los pútridos mares del egoísmo, de la envidia y del odio. Se asfixia en la ciénaga. 

 Se debate en medio de sus guerras, de sus crisis, en medio de los lazos resbaladizos de su egoísta pasión. Aunque se reúnan todas las conferencias del mundo y se agrupen los jefes de Estado y los expertos, nada podrán cambiar. 

La enfermedad no está en el cuerpo. El cuerpo está enfermo porque lo está el alma. Es el alma la que tiene que curarse y purificarse. La verdaderamente grande y única revolución que está por hacerse es ésa: aun tan sólo las almas, llamadas por el amor del hombre y alimentadas por el amor de Dios podrá devolver al mundo él claro rostro y una mirada limpia a los ojos purificados por el agua serena de la entrega generosa. 

No hay opción: o revolución espiritual, o fracaso del siglo. La salvación del mundo está en la voluntad de las almas que tienen fe.

martes, 15 de septiembre de 2015

Danmatio Memoriae..




Cuenta la leyenda que cuando Carlos V estaba delante de la tumba de Lutero sus colaboracionistas le incitaban a que desenterrase el cadaver lo quemase y tirara sus cenizas al viento a lo que nuestro emperador dijo..¡ yo hago la guerra contra los vivos.. no contra los muertos..¡

Os suena de algo la Danmatio Memoriae, yo os la cuento..tras la guerra civil donde Pompeyo fue el perdedor, Julio Cesar mando erigir las estatuas de Pompeyo que la chusma en su irrefrenable y universal afán por acudir siempre en socorro del vencedor había derribado, ante ese gesto de nobleza.

Cicerón dijo de él que al restablecer las estatuas de Pompeyo.. Cesar daba mas solidez a las suyas propias,los grandes hombres son pocos y mortales la chusma no..la chusma es sobreabundante y eterna la Damnatio Memoriae, esa orden que dictaba el senado romano en venganza del perdedor y generalmente era que cuando el emperador destronado caía bajo la espada de sus enemigos, consistía en que no debería de haber ningún documento, estatua busto, nombre que hiciera referencia al vencido, todo eso se hacia con la complicidad del senado en pleno, los que eran amigos del destronado, lo negaban y se posicionaban con el vencedor para servirse de el en el futuro..

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Por qué gusta Schopenhauer ?



En todos aquellos pasajes en que Schopenhauer se pone a hablar del sufrimiento que hay en el mundo, de las miserias y de la furia de vivir de las múltiples encarnaciones de la voluntad y habla de esto mucho y de manera muy detallada, su elocuencia, que era extraordinaria por naturaleza, así como su genio de escritor alcanzan las cumbres más brillantes de la perfección. 

Schopenhauer habla acerca de esto con una vehemencia tan cortante, con tal acento de experiencia, de conocimiento detallado, que nos espanta y a la vez nos embelesa con su poderosa verdad. 

Hay en ciertas páginas suyas un salvaje y cáustico escarnio de la vida, tras el que se adivina una mirada centelleante, unos labios apretados, y todo ello mientras va desgranando citas griegas y latinas; hay una inmisericorde y a la vez misericordiosa denigración, constatación, enumeración y fundamentación de las miserias del mundo; todo lo cual, por lo demás, no nos produce ni de lejos un efecto tan deprimente como el que debería aguardarse dada la gran exactitud con que habla Schopenhauer y su sombrío talento expresivo; más bien nos llena de una satisfacción extrañamente profunda, basada en la protesta espiritual, en la indignación humana que allí se expresa y que es perceptible en un reprimido temblor de la voz. 

Esa satisfacción la experimentan todos. Pues cuando un espíritu justiciero y gran escritor habla en términos generales acerca del sufrimiento del mundo, está hablando también de tu sufrimiento y de mi sufrimiento, y todos nosotros nos sentimos vengados por aquella palabra magnífica y llegamos incluso a tener algo así como un sentimiento de triunfo.”

martes, 8 de septiembre de 2015

Dos poemas de Schiller


El Lamento de la Doncella.

Des Mädchens klage, Friedrich Schiller (1759-1805).

Lamentos de doncella


Las nubes rápido se encuentran,
Los robles del bosque rugen,
Una doncella se sienta
junto a la verde orilla.
Las olas rompen con furia;
ella suspira en la noche que oscurece,
y con los párpados anegados en llanto se lamenta:

Mi corazón está muerto en mi interior,
El mundo es un vacío;
El deseo me ha abandonado,
cada esperanza es destruida.
La plenitud de la dicha he saboreado,
He vivido, he amado;
tomad ahora este infante sagrado,
bajo vuestra tierna fantasía.

El vano es vuestro dolor,
En vano vuestras lágrimas caen;
pues los muertos en su lecho
nunca recuerdan sus sueños.
Aún si algo puede puede calmar vuestra pena,
vertir un dulce bálsamo en tus venas,
ahora que el amor con sus placeres no os condena,
Grita vuestro deseo, y consuelo hallarás en el silencio!

Aunque en vano sea mi dolor,
aunque en vano mis lágrimas caigan;
aunque los muertos de sus sueños
nada puedan recordar;
ningún bálsamo es dulce para el corazón abandonado,
cuando el amor y sus placeres no nos condenan;
sólo nos deja desdicha y un solitario tormento.






Un Funeral de Fantasía.

A Funeral Fantasie; Johann Christoph Friedrich Schiller (1759-1805).

Pálido en su terrible mediodía,
Se detiene sobre el inerte bosque muerto;
El espíritu nocturno suspira agitando el aire;
Las nubes descienden en la lluvia;
Lamentándose, las frágiles estrellas se desvanecen,
Parpadeando como las moribundas lámparas del sepulcro.
Agotadas como espectros, visiones mudas,
Oscuras con la pompa de la muerte, en lento movimiento,
Custodian aquel campo triste de pálidas procesiones,
Donde las tumbas se cierran detrás de la noche.

Con tenue, profunda y abisal mirada,
Apoyado sobre sus adeptos ¿quién temblará al pasar?
Desgarrando el corazón en pedazos
Un gemido rompe la silenciosa profundidad.
Aplastado por el hierro del destino, él parece reunir
Hasta la última gota de vida para entrar en el sarcófago,
Y escuchad: ¿pueden estos labios fríos murmurar Padre?
La tajante lluvia se demora en aquel sitio de horror,
Penetrando los huesos, los músculos carcomidos por la desesperación,
Y el corazón del terror agita los cabellos de plata.

Sangran violentas las heridas del fuego,
A través del agonizante corazón deshecho
Sobre los labios sin voz se oye un: Mi Padre;
Y aún el espectro sin retoños murmura: Mi Hijo.
Helado, congelado, envuelto en un blanco sudario,
Tu dulce y dorado sueño allí será vaciado
El nombre del Padre muere en tu maldición.
Helado, helado, allí reposa
Muertos, tu alegría y tu esperanza partieron.

Leve, como si de los frescos brazos de la aurora,
Mientras la brisa del Elíseo sonríe en lo alto,
Ahogado por el clamor de las rosas, el cariño de Flora
Derrama sus pétalos sobre sus despojos de amor.
Alegre, sobre las viñas, sus pasos marcharon en dicha;
La ola de plata reflejaba la sonrisa de su rostro;
Satisfecho, como la llama encendida por un beso;
El corazón de la doncella fue su presa.

El valor surgió en él, un deseo por el mundo,
Como un ciervo de la montaña que ha descuidado su arroyo;
Como un águila cuyas plumas han sido consumidas por el sol;
Su esperanza barrió el cielo con alas ilimitadas.
Orgulloso como el corcel que lanza espuma en la batalla,
Que sin temor ruge en la tormenta de los valientes;
Arrojando al viento la furia salvaje de sus crines;
Así se lanzó hacia adelante, por los príncipes y esclavos.

La vida, como un día de primavera, serena y divina,
Pasó como la brisa bajo la estrella matutina;
Sus murmullos se ahogaron en el oro del vino;
Y sus penas fueron agotadas en la ola del baile.

Mundos ocultos habitan en la esperanza de su juventud;
Cuando en él maduraba la virilidad y la fama
De las semillas de su juventud
¿Qué cosechas están destinadas a perdurar?

Esa hombría no estaba destinada;
Tañen las campanas de la muerte,
Las bisagras de la cripta se quejan
¡Qué triste, Oh Muerte, es el sitio de tu morada!
La hombría no es nuestro destino;
(Fluyan, amargas lágrimas)
Corred, amados, por el sendero del sol,
Subid sobre los mundos a descansar con los perfectos;
Disfrutad la dicha que los espíritus han ganado,
Y escapad de la pena de estos salones benditos.

De nuevo en aquel pensamiento encontró paz
Nos veremos en aquél Edén al que has huido;
Escuchad: el ataúd se hunde con un sordo, hosco sonido,
Mientras las cuerdas se tensan sobre el sueño de los muertos
¡Oh, tumba, él ya es tuyo!
El ojo le dice a la aflicción lo que los oídos no perciben,
Aferrados unos a otros, nos atrevemos al rencor,
Hasta que el corazón se silencia en la música de las lágrimas.

Pálido en su horrible mediodía,
Se detiene sobre el inerte bosque muerto;
El espíritu nocturno suspira agitando el aire;
Las nubes descienden en la lluvia;
Lamentándose, las frágiles estrellas se desvanecen,
Parpadeando como las moribundas lámparas del sepulcro.
La tierra cae sobre el montículo taciturno;
La tumba se ha cerrado sobre el tesoro que ha encontrado;
Alto, siempre más alto crece el túmulo oscuro,
Y nunca nos devolverá nuestras lágrimas.


Johann Christoph Friedrich Schiller (1759-1805)

Grande entre los grandes..

Poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán, que está considerado como el dramaturgo más grande de la historia del teatro alemán y una de las figuras señeras de la literatura europea.
Durante los siguientes diez años, Schiller vivió en una situación de riesgo constante y escribió, con distintos nombres y seudónimos con el fin de no ser descubierto y evitar una posible extradición a Württenberg, estuvo en varias ciudades de Alemania, como Mannheim, Leipzig, Dresde y Weimar.

Empezó a trabajar en el drama de Don Carlos en 1783 en Mannheim, donde durante un año fue dramaturgo oficial del teatro de dicha localidad. Estas primeras obras tenían una gran afinidad con el movimiento del Sturm und Drang por su insistencia en la libertad y la moralidad personales y su gran poder dramático. La idealista Don Carlos, la primera de sus obras escrita en verso libre, que se ocupa también de la lucha contra la opresión oficial, marca la transición hacia un estilo de escritura más clásico.

Durante los años siguientes, Schiller se dedicó principalmente a obras históricas y filosóficas. Apoyado en su Historia de la insurrección de los Países Bajos en 1788 y con la recomendación del poeta Johann Wolfgang von Goethe, fue nombrado profesor de Historia de la Universidad de Jena en 1790. Schiller y Goethe se encontraron en Jena dos años más tarde y nació entre ellos un gran lazo de amistad que fue intelectualmente estimulante para los dos; después han sido considerados como las dos figuras más sobresalientes de la literatura alemana contemporánea. 

Gracias a la influencia de Goethe, Schiller abandonó los escritos filosóficos y volvió a escribir poesía y teatro, y los últimos años demostraron ser los más productivos de su vida. 

En 1799, terminó su obra maestra, Wallenstein, una trilogía en verso que incluye un prólogo narrativo, El campamento de Wallenstein en 1798, y dos extensos dramas, Los Piccolomini en 1799 y La muerte de Wallenstein en 1800. Basada en acontecimientos de la guerra de los Treinta Años, la obra completa está considerada uno de los dramas históricos más grandes de la literatura universal.