En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

sábado, 19 de julio de 2014

Schäfer y Kiss

La expedición SS al Tíbet estuvo allá entre Abril de 1938 y Septiembre de 1939, tomando muestras de la flora y la fauna, realizando estudios etnográficos e información cultural acerca del Tíbet. Quizás también recopilando información para una eventual invasión a la India vía el Tíbet. Se rumorea (pero sólo se rumorea, porque no existe documentación) que se buscó al yeti, y que se hizo alguna investigación geofísica destinada a probar la Teoría del Hielo.


Tuvo sus choques con Rosenberg y con Karl Maria Wiligut, jefe de la Oficina de Prehistoria e Historia Antigua de la RuSHA (Oficina de Raza y Asentamiento).


El naturalista Ernst Schäfer (jefe de la expedición) llevaba a Bruno Beger, un discípulo de Günther, que se dedicó a medir con entusiasmo el cráneo de los tibetanos para buscar en la diluída sangre de esos mestizos pruebas de un pasado nórdico. De paso se encontraron esvásticas.


Sobre la Tierra Hueca, las ciudades intraterrestres como Agartha, Shambhala, Shangri-la, los Lamas Negros, Guantes Verdes, Gorros Amarillos y los misterios del desierto del Gobi, son mitos creados por los hippies de la Teosofía y atribuídos falsamente al nacionalsocialismo en algunos libros de pseudo-nazis, New Age y ciencia-ficción. La Ahnenerbe nunca fue a encontrarse con el "Rey del Mundo".


Edmund Kiss, fascinado por la teoría de Hörbiger, pensó que podría corroborarla en los Andes bolivianos, concretamente en Tiahuanaco, cerca del lago Titicaca, convencido de que las ruinas no eran sino vestigios de una antigua colonia nórdica en el Nuevo Mundo.


Aunque obviamente esto ya se sabía, varios cronistas españoles habían documentado que la nobleza de los Imperios Inca y Azteca era de raza blanca y cabello castaño oscuro, como lo decía el mismo Pizarro. Y en la India ya era conocido el sistema de castas, donde la primera era la de Brahma, de claro aspecto nórdico. Lo que hicieron realmente estos ilustres arqueólogos fue refirmar la Historia de la migración aria, por parte de Schäfer, y la de Hörbiger, por parte de Kiss, que por el momento todavía no pertenecía a la Ahnenerbe.


Kiss, basándose en cálculos arqueo-astronómicos, que realizó en colaboración con Ralf Müller, dedujo que Tiahuanaco había sido construído en torno al 15.000 a.C. en plena Era Glacial antediluviana. Siguiendo las teorías de Hörbiger y otros, señaló que debido a la gran inundación del 11.000 a.C. hubo una progresiva disminución del lago Titicaca, que provocó que la ciudad de Tiahuanaco, construída según él en sus orillas, se distanciara unos 22 kilómetros debido a los cambios en el nivel del mar.


Kiss, por tanto, no tardó en pasar a engrosar las filas de la Ahnenerbe. En 1936 el estudioso había firmado el "Protocolo de Pyrmont", que sellaba el apoyo de la Herencia Ancestral a la Teoría de la Cosmogonía Glacial. Más adelante Alfred Ritscher investigaría esto en la Antártica.


Kiss comenzó a presionar al Reichsführer-SS para que patrocinase un nuevo viaje suyo a Bolivia, esta vez una gran expedición que contara con 20 personas entre arqueólogos, botánicos, zoólogos, astrónomos y un equipo de filmación dotado de las técnicas de exploración más modernas, como cámaras submarinas (con las que pretendía rastrear el fondo del lago Titicaca), equipo para tomas aéreas, etcétera.


Además, tenía la intención de realizar un minucioso trabajo de campo geológico desde Colombia hasta Perú, que aportara evidencias de los antiguos cataclismos que suponía Hörbiger. Himmler se mostró de acuerdo con la solicitud y pidió a Wólfram von Sievers que recaudara el dinero necesario y realizase todos los preparativos, aunque el Reichsführer envió mientras tanto a Edmund Kiss a Libia con la intención de que estudiase la costa mediterránea en busca de evidencias fósiles de la Cosmogonía Glacial.


El viaje estaba programado para 1939, año en que Kiss publicó otra de sus célebres novelas, Los Cisnes Cantores de Thule, donde narraba la epopeya de los Asen, que regresaban a su hogar ártico, y en cuyas naves ondeaban banderas con esvásticas azules y plateadas, ya que tras la explosión de la Tercera Luna —donde se ve de nuevo la enorme influencia de Hörbiger en su cosmovisión—, Thule se había convertido en un bastión helado e inhabitable. Los Asen pusieron rumbo al Sur y fundaron las antiguas culturas helénicas del Mediterráneo.


A pesar del entusiasmo y el éxito de las teorías de Kiss, Sievers calculó que el salario de los miembros del equipo costaría unos 100.000 marcos del Reich; aquélla no era la única costosa expedición que se estaba planeando o realizando —por aquel entonces Ernst Schäfer y sus hombres estaban a punto de regresar de un carísimo y peligroso viaje al Tíbet—, y el estallido de la guerra, que obligaría a desviar muchos de los fondos de la Ahnenerbe y las SS a investigaciones orientadas a la política armamentística, paralizó por completo el ambicioso proyecto. Ésta no sería la única expedición que se cancelaría: otras dos mas también correrían el mismo destino, como la Walther Wüst, quien propuso un viaje a Irán para estudiar la inscripción de Behistun, y la del Dr. Otto Huth, que propuso en el otoño de 1939 una expedición para estudiar los orígenes de los guanches de las Islas Canarias, debido a que Franco se negó. El viaje fue cancelado. Una aclaración: así como Schäfer no anduvo en busca de ciudades intraterrestres, Kiss tampoco, pues últimamente se está esparciendo la mentira de que fue a Chile a buscar una tal Ciudad de los Césares.


Pero las investigaciones de la Ahnenerbe no sólo estaban dirigidas a rastrear los orígenes de los arios sino también su perpetuo conflicto con los judíos. Por ejemplo, en 1938 dos profesores promovieron un viaje a Oriente Medio en el que pensaban demostrar que las tensiones del Imperio Romano con sus dominios más orientales habían sido un mero reflejo de las existentes entre nórdicos y semitas (pues, recordemos, el Imperio Romano era en realidad nórdico). Incluso la estructura de la música venía a confirmar esta tensión racial: entre las conclusiones que la sección de musicología de la Ahnenerbe extrajo de sus estudios, estaba que la consonancia alemana entraba en conflicto directo con el atonalismo judío.