En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

viernes, 9 de octubre de 2015

Igualdad: El Más Peligroso Mito del Hombre

Por William Pierce, 1979

Toda las diferencias raciales son  genéticas o culturales. Estas últimas pueden ser cambiadas o eliminadas mediante cambios sociales forzados, las primeras son independientes de las leyes y costumbres del hombre, excepto por un período de muchas generaciones.

Ejemplos de los rasgos culturales que difieren de raza a raza son los manierismos del discurso, las formas de vestir y el aseo personal. Si Blancos y Negros son obligados a vivir juntos desde el nacimiento, a asistir a las mismas escuelas y son expuestos a exactamente las mismas influencias culturales, ellos crecerán hablando y vistiéndose casi de la misma manera. 


Incluso los Negros que han crecido en las áreas tribales de África, quienes por regla general deforman sus lóbulos de las orejas o sus labios con enormes tacos de madera o cubren su cabello con estiércol líquido de vaca como un medio de atraer a Negros del sexo opuesto, pueden ser entrenados para adoptar las normas de los Blancos en cuanto a limpieza y aseo personal.


El hecho es, sin embargo, que las diferencias raciales más importantes son genéticas más bien que culturales. El color de piel y de ojos, los rasgos faciales, la forma del cráneo, las proporciones esqueléticas, los patrones de deposito de la grasa corporal, el tamaño de los dientes, la forma de la mandíbula, la forma del pecho femenino, el olor y la textura del cabello, son sólo las más visibles características físicas genéticamente determinadas que se diferencian racialmente.

Sólo el tonto o el hacedor de maldades pueden afirmar que la misma alma habita en el pecho del Negro, del Blanco y del judío. El cuerpo y el alma son interdependientes, y el rostro muy a menudo revela la esencia de la naturaleza interior. Cada hombre instintivamente sabe esto, pero la falsa propaganda de la igualdad racial ha confundido y engañado a muchos.


Las diferencias raciales, en otras palabras, van mucho más allá que la intensidad de la piel; ellas impregnan al individuo y se manifiestan en prácticamente cada célula de su cuerpo. Ellas son el producto de millones de años de un desarrollo evolutivo separado que ha adaptado a las diferentes razas, con precisión considerable, a las diferentes demandas medioambientales.


Cuando entendemos la naturaleza omnipresente de las diferencias raciales genéticas, podemos ver que las diferencias raciales culturales no son tan superficiales como algunos harían que creyéramos. Lejos de enmascarar cualquier "igualdad" fundamental o de exagerar disimilitudes raciales, ellas simplemente manifiestan las diferencias genéticas de las cuales ellas son, de hecho, expresiones.