En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

jueves, 7 de agosto de 2014

Nosotros Los Estoicos



La misión del sabio es urgir a las personas a examinarse a sí mismas y a llevar una vida conforme a la razón...Epicteto..


Los estoicos sostienen que las personas morales son las que viven de acuerdo con los dictados de la razón, y se ven a sí mismos como individuos autosuficientes, capaces de disciplinar sus deseos y de permanecer totalmente indiferentes a las vicisitudes de la vida. En virtud de sus principios morales y de su concepción de la vida buena, los estoicos se consideraban a sí mismos como pertenecientes a la tradición socrática. Ellos sostienen, como sus predecesores los cínicos, que la lección que se debe sacar de la vida y enseñanzas de Sócrates es que la virtud humana y la felicidad dependen no del éxito material, sino de la formación del carácter, el cual debe ser fiel a lo más propio de nuestra naturaleza: la racionalidad. Además, sostienen los estoicos, es a través de la conducta en conformidad con la naturaleza racional que la gente se une entre sí y con el universo. El significado de la exhortación socrática: "conócete a ti mismo", es claro, pues es sólo a través del conocimiento propio que la gente puede participar en la comunidad moral.


La filosofía de Epicteto, un estoico romano, se desarrolló a partir de las enseñanzas de Zenón, la última de las cuatro famosas escuelas de la Atenas antigua. La dependencia del pensamiento griego es típica de la filosofía romana; en la larga historia del imperio romano, no se produjo ninguna filosofía que tuviera algún valor. De todos los sistemas filosóficos griegos transplantados a Roma, el estoicismo fue probablemente el más exitoso. Al final del siglo II a.C., la filosofía estoica estaba firmemente asentada en su nuevo ambiente, y en los siglos siguientes fue aceptada por los miembros de las clases altas y bajas de la sociedad. Llegó a ser bastante popular entre los soldados romanos como filosofía que predicaba la indiferencia frente a las adversidades, y por su apelación a la "ciudadela interior" resultó atractiva para intelectuales de la talla de Cicerón, Séneca, el emperador Marco Aurelio y Epicteto. Según Epicteto, la persona que valora la virtud por sí misma es feliz. La virtud, nos dice, es una condición de la voluntad en la cual ésta es gobernada por la razón, con el resultado de que la persona virtuosa busca sólo aquellas cosas que puede alcanzar y evita aquellas que están fuera de su alcance. La infelicidad es el pago inevitable de aquellos que desean lo que no pueden obtener. Los sabios se resignan a limitar sus deseos a lo que pueden controlar. Con respecto a los deseos que no pueden satisfacerse, ellos son literalmente apáticos, esto es, no tienen ningún sentimiento sobre ellos. Además, saben que todo lo que está más allá del control de una persona es irrelevante para la ética. Las personas virtuosas encuentran en ellas mismas todo lo que es necesario para alcanzar la felicidad –moralmente, son enteramente autosuficientes.

Al responder a la pregunta: "¿Qué es lo que está bajo nuestro control?", Epicteto reafirma una de las doctrinas distintivas del estoicismo: son nuestras actitudes hacia los eventos, no los eventos mismos, lo que podemos controlar. Nada es por su propia naturaleza calamitoso –incluso la muerte es terrible sólo si la tememos. De nuevo, aunque uno pueda fallar al llevar a cabo los actos señalados por la providencia divina –porque al tratar de realizar nuestros deberes las circunstancias nos lo impidan– uno debería permanecer imperturbable. Por ejemplo, si debido a la pobreza los padres no pueden alimentar a sus hijos, no deberían preocuparse, siempre y cuando hagan todo lo posible por proveer para sus hijos. Si ellos desean cumplir con su deber, están cumpliendo con su obligación, pues sólo esto está dentro de su poder. Aún más, ellos deben estar seguros de que todo lo que sucede es por necesidad divina, y que sea lo que sea que Dios haga, es por su bien.