En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

viernes, 15 de abril de 2016

La Crítica de Schopenhauer de la Democracia

Las opiniones políticas de Schopenhauer estaban basadas en su valoración extremadamente baja de la calidad intelectual y moral de la gran mayoría de la Humanidad. Uno no podía gobernar contra la voluntad de la gente, por lo tanto:

El pueblo es el soberano. Pero esa soberanía nunca llega a su edad madura y por lo tanto tiene que permanecer bajo el cuidado permanente de un guardián: nunca puede ejercer sus derechos por sí mismo sin dar ocasión a peligros ilimitados, especialmente ya que, como todos los menores, es fácilmente engañado por la astutos impostores, los que son llamados por lo tanto demagogos.


Schopenhauer argumentó sobre razones en favor de un monarca hereditario, autocrático, que gobierne como un padre nacional, en la medida en que Schopenhauer consideraba al Estado como como un mal necesario, como un reflejo de los corazones oscuros de los hombres:


La necesidad del Estado en último término depende de la injusticia reconocida de la raza humana... Desde este punto de vista es fácil ver la ignorancia y la trivialidad de aquellos filosofastros quienes, en frases pomposas, describen al Estado como el objetivo supremo y el mayor logro de la Humanidad, y de ese modo consiguen una apoteosis de incultura materialista



Schopenhauer escribió:


Una Constitución que encarnara solamente la justicia abstracta sería una cosa maravillosa, pero no sería adecuada para seres tales como los hombres. Como la gran mayoría de los hombres son egoístas en el más alto grado, injustos, desconsiderados, engañosos, a veces incluso malévolos, y equipados además con una inteligencia muy mediocre, existe la necesidad de un poder completamente no sujeto a control, concentrado en un solo hombre y que esté incluso por encima de la justicia y la ley, ante el cual todo se inclina y que es considerado como de un orden superior, un soberano por la gracia de Dios. Sólo así puede la Humanidad a largo plazo ser refrenada y gobernada.



Schopenhauer se opuso a la libertad de prensa por las mismas razones. Mientras ella podría aliviar ciertas tensiones sociales y permitir que un gobierno se auto-corrigiera, las oportunidades para corromper a la gente eran demasiado grandes:


La libertad de prensa es a la maquinaria del Estado lo que la válvula de seguridad es al motor a vapor: Cada descontento por medio de ella es inmediatamente aliviado en palabras; en efecto, a menos que ese descontento sea muy considerable, se agota de esa manera. Si, sin embargo, es muy considerable, debe saber también de ello a tiempo, para repararlo. Por otra parte, sin embargo, la libertad de prensa debe ser considerada como un permiso para vender veneno: veneno de la mente y veneno del corazón. Porque ¿qué no puede ser puesto en las cabezas de las masas ignorantes y crédulas? sobre todo si usted sostiene ante ellos la perspectiva de ganancia y ventajas. ¿Y de qué fechorías no es capaz un hombre una vez que algo ha sido puesto en su cabeza? Me temo muchísimo, por lo tanto, que los peligros de la libertad de prensa pesan más que su utilidad, especialmente donde hay remedios legales disponibles para todos los agravios. En cualquier caso, sin embargo, la libertad de prensa debería estar condicionada a la prohibición más estricta de cualquier clase de anonimato.





Olvidamos cuán poco digna de respeto ha sido la noción misma de democracia durante la mayor parte de la Historia humana y para la mayoría aplastante de nuestras mejores mentes.


Schopenhauer se mofó de la ilusión liberal o engaño, de que el Derecho podría sustituír al Poder, ya que la Fuerza nunca puede ser anulada o realmente abolida del mundo: siempre hay que apelar a ella, y lo más que uno puede esperar es que ella esté en el lado de la justicia.


Quizá, si uno fuera afortunado, el Poder a lo sumo podría ser convencido de servir al Derecho. Éste era para Schopenhauer "el problema del arte de gobernar, y éste es ciertamente uno difícil: con qué dificultad usted comprenderá si usted considera que el egoísmo ilimitado reposa en casi cada pecho humano. Él ofrece, y uno está inseguro de cuán seriamente, una gran solución eugenésica:


Si usted quiere proyectos utópicos, yo diría: La única solución al problema es el despotismo de los sabios y de los miembros nobles de una aristocracia genuina, una genuina nobleza, conseguida apareando a los hombres más magnánimos con las mujeres más inteligentes y más dotadas. Esta propuesta constituye mi Utopía y mi República platónica.