En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

viernes, 15 de abril de 2016

El Doble Filo de la "Voluntad de Vivir"

El mundo sólo puede existir, si hay un ser que lo perciba, y ese ser sólo puede surgir y existir mediante una implacable voluntad de vivir. Schopenhauer creía que todos los seres eran definidos por su voluntad de vivir, es decir, que se habían adaptado para el propósito específico de supervivencia y reproducción, citando el impulso sexual como el ejemplo más obvio de esto.


El método filosófico básico de Schopenhauer recuerda las técnicas meditativas budistas: Simplemente sea, contemple su propia existencia, el sentimiento de sus funciones corporales, sus fluctuantes pensamientos, el vórtice caótico de su conciencia. 

A partir de esto, y de sus propias lecturas filosóficas y dialéctica de alto nivel, Schopenhauer produce, casi intuitivamente, asombrosas apreciaciones.


La esperanza de un resultado positivo en este mundo era vana y los hombres deberían dar la bienvenida a su reincorporación, a su estado original como parte de la voluntad universal: Cuando morimos, nos convertimos en lo que éramos antes de haber nacido.

Schopenhauer se opuso tanto al judaísmo, una religión verdaderamente y miserablemente cruel y materialista, en su opinión, como al paganismo greco-romano, demasiado práctico, demasiado ingenuo, demasiado mundano. 

Él por lo tanto también consideró la aparición del cristianismo, una religión rechazadora del mundo, como algo beneficioso, aunque él fuera también muy crítico de aquella fe. Estos puntos de vista también llevaron a Schopenhauer a hacer algunos de los más famosos argumentos en defensa de la anti-natalidad y el suicidio. Los hombres son cosas débiles, miserables, desiguales, de modo que deberíamos ser sobre todo indulgentes unos con otros.