En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

viernes, 3 de abril de 2015

Ser débil es hoy lo bueno..

El marxista cultural va en contra de la vida, pues no es un hombre de este mundo real, sino del mundo de las ideas falsas.
Cuando la moral que se quiere implantar no se encuentra se coge con las manos y se crea un sucedáneo, una moral manufacturada y racional.
Una cosa es sentir empatía por el dolor ajeno y otra vivirlo como si te doliera a ti. Una cosa es comprender un dolor ajeno y otra ver en el que sufre necesariamente una víctima o un ser que merece piedad, es decir, tu servidumbre hacia quien padece, tu esclavitud hacia el débil. Quejicas, flojos, vagos, pordioseros son los que dan pena y viven de ella, los que os dan su veneno y... picáis como moscas.
Esa moral que hoy impera lo único que pretende es lo mismo que con la silla, hacer el mundo un poco más cómodo. La moral que hoy nos domina no está hecha de las cosas de la vida, sino de divagaciones, de sueños, de metas imposibles e irrealizables. No está hecha para la laboriosidad y la paciencia de una vida natural y sacrificada, sino para monos con moral de esclavos. Esta moral que hoy totalitariza la vida de forma invencible quiere poner un velo a la propia vida en su crudeza. Quiere pasarnos por el fuego hasta que no quede dentro de nosotros ni una sola gota de sangre, quiere convertirnos en seres que no sienten ni padecen, en seres sin cuerpo que sólo sean pensamientos, como el aire, como los fantasmas.

El mundo de las ideas existe, pero no como otro mundo, sino inmerso en ese único mundo real y absoluto como un algo pensado.

Ser débil es hoy lo bueno, pues todo el mundo busca ser merecedor de la compasión de los otros, cual niños faltos de cariño que no se bastan a sí mismos. Seres incompletos, sumidos en la desesperación de sus propias carnes, son los que aúllan por las calles en silencio, clamando piedad, detestando la fuerza.


Nuestra sociedad necesita de gente ejemplar. En la Roma pagana y en la Grecia antigua tenían a los héroes y a los dioses, esos seres arquetípicos que eran completamente reales, y sus mitos, llenos de sabiduría. ¿Pero qué tenemos hoy? Sólo el ejemplo de lo execrable. El buen gusto y el buen ejemplo son una excepción.