En este mundo de locura liberal.. todo lo que sea degradación.. decadencia..degeneración o envilecimiento en el hombre esta permitido y es fomentado...pero el verdadero pensamiento independiente que se salga de lo que dicta el sistema.. es severamente penado por todas las cortes del mundo...el "delito de opinión" es el peor crimen que se puede cometer en este mundo de pensamiento totalitario...Oder

sábado, 14 de febrero de 2015

Ideología y cultura..

La relación teórica entre los conceptos cultura e ideología debe concebirse en dos sentidos, desde la forma en que los estudios culturales tratan el tema de la ideología o en sentido contrario, desde el análisis de cómo los ideólogos conciben el papel de la cultura.
La ideología como concepto comienza a definirse a partir de 1796 por Destutt de Tracy, como ciencia que estudia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen. Tiene antecedentes directos en las concepciones filosóficas sobre lo ideal, la idealidad y las ideas. Concebidas estas últimas por Platón como universales teóricas existentes independientemente de la voluntad humana individual y por tanto con carácter objetivo.
La visión de los primeros estudiosos de la ideología es "psicologista", relativa a la forma en que el hombre interioriza factores externos y los complementa con un yo interior. Esta es una visión que no contempla el carácter ideal de muchos objetos que existen fuera de la cabeza del hombre y que por su carácter esencialmente simbólico han de entenderse también desde el estudio de lo ideal. Tal es el caso de la obra artística que aun cuando se afilie al realismo como estilo, no es más que una representación de la realidad y como tal no es la propia realidad sino un espejo de esta que pretende recrearla.

Estas limitaciones son superadas por una interpretación más abarcadora y contextual de este proceso que se enfoca en la influencia de la vida social, en la conformación de las ideas de los hombres, ya no como individuos aislados sino como seres sociales.

En la filosofía clásica alemana el escenario en que las ideas se conjugan y definen, antes ocupado por la psiquis, pasa a ser tomado por la conciencia social o conciencia colectiva, que se conforma históricamente como razón colectiva. Esta pasa a ser la fuente de toda representación ideal y como tal la medida para que por ella se rija la moral y la ética de los hombres. Esta es una idea expresada en la obra hegeliana, a partir de la definición de la relación entre lo ideal y lo material.

El hombre se apropia del plano "ideal" de su actividad vital única y exclusivamente en el curso de su familiarización con las formas en desarrollo histórico de la actividad social, solamente de conjunto con el plano social de existencia, con la cultura. La "idealidad" no es otra cosa que un aspecto de la cultura, una dimensión suya. En relación con la psiquis, la actividad psíquica del cerebro, "lo ideal" es una realidad tan objetiva como las montañas y los árboles, como la luna y el cielo estrellado, como los procesos metabólicos, en el propio cuerpo orgánico del individuo.

La ideología debe entenderse en su relación directa con la producción y reproducción del ideal social, en su función de formar la subjetividad humana correspondiente a los esquemas ideales establecidos socialmente por grupos determinados. Posee un carácter excluyente, establecido por su origen clasista, dimensionado en dos relaciones: la oposición nosotros-ellos y la oposición caos-cosmos, que pretende, asimismo, la conversión, legitima o no, de los valores particulares de la clase que la sustenta en valores universales válidos para el resto de la sociedad, estableciéndose, consecuentemente, como determinante de la producción espiritual y por tanto cultural. La ideología posee un papel preciso en la dirección de toda actividad humana, a partir de su carácter impulsor en la producción y reproducción social; es a través de ella que el hombre no solo reproduce su circunstancia social, sino lo que él mismo es ante sí y ante la sociedad.

La manifestación de las ideologías solo puede entenderse en relación a la circunstancia social en la que surgen. De ahí que exista una relación de aparente carácter superficial o simple entre la ideología, la política y la cultura, específicamente con la producción intelectual. Pero esta relación aparente no es simple, es bastante compleja y rebasa la teoría atendiendo a las particularidades de su propio contexto.




Los estudios culturales son mucho más tardíos que los estudios sobre la ideología. Los padres fundadores Richard Hoggart, Raymond Williams y Edward Thompson, poseían una definición humanista y tradicional de cultura. Se referían a esta como espíritu popular, pero la definición de cultura ha cambiado mucho y la forma en que se ha estudiado también.

Ahora bien, toda cultura manifiesta carácter ideológico y necesariamente toda ideología es parte de una cultura y puede proyectarse a partir de la producción y consumo del arte. Esto no ocurre, por supuesto, de forma mecánica, las formas de conciencia y las manifestaciones del pensamiento no son simples espejos de las relaciones y los modos de producción social. Es por ello que es importante aclarar que la cultura artística no refleja la realidad, la re-crea, contemplando en ella, no necesariamente a primera vista, toda la subjetividad y toda la ideología del que la produce primero, del que la interpreta luego.

La manera de reflexionar entorno a la cultura está vinculada estrechamente a las tradiciones nacionales y a los intereses sociales y de clase. Los estudiosos del tema han tratado por mucho tiempo de establecer como contribuciones universales, cuestiones y saberes nacionales. Las Cultural Studies aparecen como un paradigma y un planteamiento teórico coherente a partir del siglo XIX. Es entonces que se instaura una consideración, en los estudios culturales, más abarcadora de la cultura que supera el vínculo estrecho de esta a los intereses nacionales hacia una visión de la cultura de los grupos sociales. En esta percepción, la connotación política de la cultura radica en la posible repercusión de los distintos grupos sociales y clases, en la aceptación, contribución o resistencia ante las relaciones de poder establecidas. En esta relación la hegemonía cultural tiene un papel fundamental.