Nietzsche se ha enfrentado al resto de la humanidad, con el desafío que lo trasforma en un nuevo hombre, siempre él mismo.
Lo mejor de Nietzsche no esta en sus poemas explícitos, sino en sus escritos filosóficos, empezando por El lamento de Ariadna..tan profundo como bello.
La dimensión filosófica se halla sin dificultad en toda la producción intelectual de este "loco" filósofo, aunque se conozca muy poco su obra.
Quizás por eso Nietzsche puede convertirse en ese dios de la embriaguez que habla de Ariadna como si fuera él mismo.
La transmutación de su identidad es parte de ese baile de máscaras que tanto lo sedujo. Cierto que hay una filosofía no poética y una poesía no filosófica. A riesgo de confundirme irremediablemente, confieso que sólo cuando los poemas tienen esa modulación propia de la auto-reflexividad siento que la escritura acaricia lo real, aproximándose ya no sólo al abismo del ser, sino al ser como abismo.
¡Se acabó!
mi único compañero,
mi gran enemigo
¡mi dios verdugo!...
¡vuelve!
¡Con todos tus martirios!
¡Oh, vuelve!
¡mi dolor!
¡mi última felicidad!...
En el fondo Nietzsche ama a sus enemigos: es su verdad insoportable.
... Y entre ellos vivía
Un hombre de raro saber, poseedor de las mayores riquezas del espíritu
Y maestro en toda especie de ingeniosa destreza;
Pues siempre que ponía todos sus talentos en tensión, podía mirar
con facilidad a todo lo existente, habiendo vivido
diez y veinte vidas de hombres.
A continuación una breve historia de Nietzsche enamorado de Cósima Wagner y de Lou Andreas Salomé: Ariadna, la amada inmortal.
Si bien Nietzsche fue consciente desde muy joven de sus propios enmascaramientos y de los enmascaramientos de las personas con las que se relacionaba, sólo fue hasta 1870 que se enfrenta a la imperiosa necesidad de utilizar el anonimato que le permitiera expresarle su enamoramiento, de manera velada, herméticamente enmascarada, a Cósima Wagner.
Es necesario agregar que, como el enamoramiento es un "furor" trasformador, por esa misma época Nietzsche siente la necesidad de cambiar de filólogo a filósofo y a ello dirige sus estudios y solicita una plaza como catedrático de filosofía en la Universidad de Basilea.