Al re-definir lo correcto y lo incorrecto, al controlar la narrativa y limitar el pensamiento independiente y la libre expresión, el público, en su conjunto, permanece estratégicamente maleable e intelectualmente manejable.
La pereza y la cobardía son las razones de por qué una parte tan grande de la Humanidad de buena gana permanece impasible durante toda su vida, mucho después de que la Naturaleza los ha liberado de guías externos.
Kant
Ellos están desesperadamente tratando de mantener a raya una multitud de amenazas, y están fracasando en ello; ellos están contentos con simplemente hacer que el público acepte dicho fracaso como una victoria estratégica: la crisis de inmigración, la inestabilidad económica crónica, los conflictos geopolíticos con horrendos costos humanos, la violación de las libertades personales, todo eso debe ser tomado como hechos de la vida; esto nos es vendido como la nueva normalidad.
Cada vez más una mayor cantidad de temas han sido clasificados como "fuera de los límites" de los que no se habla, la expresión pública de las opiniones e ideas personales "incorrectas" ha sido criminalizada, e incluso la investigación académica o científica de ciertos campos ha sido suprimida. Pero los síntomas de nuestra auto-censura socialmente impuesta son evidentes también en las conversaciones cotidianas: ¿No es profundamente inquietante que sea casi imposible tener un debate normal y templado acerca de la crisis de inmigración, que es un asunto existencial que muy probablemente formará el futuro del continente europeo?.
Como piezas en un tablero de ajedrez, no tenemos voz en cuanto a nuestros propios destinos y ningún control de las estratagemas que implícitamente ayudamos a imponer. Silenciosamente cómplices de las devastadoras políticas, de conflictos y de guerras luchadas en nuestro nombre, simplemente nos convertimos en espectadores y miramos cómo nuestra cultura se corroe, nuestros valores se degradan y nuestras libertades son pisoteadas. Para entender cómo el hombre moderno se hizo cómplice de su propia subyugación intelectual, tenemos que volver y rastrear las raíces de la crisis.